“No tenéis vosotros que temer, mi pequeñito rebaño, porque ha sido del agrado de vuestro Padre celestial daros el reino eterno” (Lc 12:32)
Estamos ya ante los retos que nos depara un nuevo año, todos nuestros propósitos de mejora o bienestar se cimientan en tres pilares: Vida, salud y amor. Quien no toma en cuenta estos elementos, seguramente, estará sembrando en tierra estéril; quién estando consciente de la obviedad de la frase dirá: Lógico, si no hay vida, no hay salud, ni hay amor; pero quién, que teniendo vida, no se da cuenta de ello por estar sólo experimentando una perenne rutina que conlleva malos hábitos y malas prácticas; entonces, esta consciencia de vivir, implica, primero, el comprender que se es poseedor de un gran tesoro y que con él se puede obtener todo lo bueno que se desee para sí mismo y para su prójimo.
Hurgando en el corazón palpitante de aquellos que hemos recibido el don más valioso que Dios nos ha obsequiado, encontramos el ferviente propósito de disfrutar de la vida de una manera saludable, y para ello, contamos con una herramienta fundamental: La voluntad; pero si esta virtud, no es adecuadamente utilizada, se convertirá en una fuerza impulsiva, regida por el capricho y la ambición de atesorar sólo bienes materiales, pensando erróneamente, que son el único medio por el cual podemos allegarnos los ansiados momentos de felicidad, perdiendo en el intento el bien de la salud, mermando nuestra calidad de vida y en muchas ocasiones, bloqueando el sentimiento purificador del cuerpo y el espíritu: El Amor.
Hemos intentado por muchos años cumplir nuestros buenos propósitos de año nuevo, pero puedo asegurarles que muchos nos quedamos en el intento, porque no hemos podido articular las prioridades regidas por una voluntad mayor a la nuestra, la voluntad de nuestro Padre celestial que nos manda lo siguiente: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente; y amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Vida, salud y amor para todos, siguiendo las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, de hacerlo, seguramente no habrá otra fuerza que pueda vencer las presentes y futuras adversidades por la falta de amor.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com