“En esto se demostró la caridad de Dios hacia nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que por él tengamos la vida.
Y en eso consiste la caridad; que no es porque nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó primero a nosotros, y envió a su hijo a ser víctima de propiciación por nuestros pecados”
Si amamos como Dios nos ama, no deberíamos guardar rencores ni por un día, ni por una semana, mucho menos por toda la vida, si estamos agradecidos con Dios porque nos ha dado el don más preciado que es la vida, deberíamos vivir de acuerdo a su mandato, porque sólo así podemos asegurar nuestra felicidad y la disposición de Dios de obsequiarnos la vida eterna.
¿Por qué insistimos en hacernos daño guardando resentimientos? ¿Acaso la satisfacción de saber que no somos de todo culpables, de que ocurran los desacuerdos, nos hace felices? De una forma u otra, ofendidos u ofensores nos hacemos daño en guardar rencores o generar sentimientos mezquinos.
¿Cuánto peso moral innecesario podemos cargar a nuestro espíritu? Tanto que nos separa de Dios y nos aleja de nuestro firme propósito de ser redimidos por un arrepentimiento a tiempo. Todo sentimiento mezquino atesorado para dar gusto a un orgullo mancillado resta a nuestra vida, resta calidad de la misma, porque nada que no sea bien recibido por el espíritu, podrá ser de beneficio para nuestro cuerpo.
Será propicio este tiempo de celebración de la Navidad, para sacar de nuestros pensamientos todo aquello que nos ha causado amargura y enfermedad. Tenemos ahora una maravillosa oportunidad para nacer a una nueva vida, al aceptar el amor de Jesucristo nuestro Salvador, no lo hagamos esperar, acudamos a adorarle en nuestros corazones, dejémonos guiar por la luz de su sabiduría. Que nada puede estar más vivo y perdurar por tanto tiempo, que una verdad, que tarde o temprano todo ser humano asimilaremos como nuestra propia verdad, siguiendo el único camino que nos lleva al conocimiento de una evolución que nos incorpora a nuestra esencia divina.
Dios nos ilumine con su sabiduría, venza nuestra resistencia con su amor, y restablezca la armonía en nuestros hogares, nuestro país y en el mundo entero.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos familiares.
Correo electrónico:
enfoque_sbc@hotmail.com