“Jesús se retiró al monte de los Olivos: Y al romper el día volvió según costumbre al templo; y como todo el pueblo concurría a él, sentándose se puso a enseñarlos. Cuando he aquí que los escribas y fariseos traen a una mujer cogida en adulterio y, poniéndola en medio, dijeron a Jesús: Maestro, esta mujer acaba de ser sorprendida en adulterio.

Moisés en la ley nos tiene mandato de apedrear a las tales. ¿Tú que dices a esto? Lo cual preguntaban para tentarle y poder acusarle. Pero Jesús como desentendiéndose, inclinóse hacia el suelo, y con el dedo escribía en la tierra. Mas como porfiasen ellos en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros se halla sin pecado, que tire contra ella el primero la piedra” (Jn 8:1-7)

Son estos tiempos propicios para buscar culpables de todo cuanto nos pasa, el hombre de mala fe busca siempre el mejor momento para destilar su odio, para desquitarse o simplemente para quitar de en medio a cualquier enemigo que represente una amenaza; hemos estado viviendo una lucha entre grupos que se disputan el poder, para seguir construyendo un mundo de desigualdades, de injusticias, de desesperanza.

El pueblo como en los tiempos del Maestro, se deja llevar por aquellos que ostentan un poder y pueden exacerbar su ánimo ante tantas inequidades; entre la multitud expectante, se encuentran beneficiarios de una tendencia y detractores de la misma, se encuentran de hecho quienes siempre han buscado beneficiarse de las situaciones confusas generadas por las debilidades del hombre.

¿Quién podrá estar libre de culpa en un mundo donde nos hemos olvidado de los mandamientos divinos? Tenemos que reconocer que perfecto solo es Dios, y en el caso de nosotros ninguno podría pasar por el ojo de una aguja, para ganar el reino.

“Que si tu hermano pecare contra ti, o cayere en alguna culpa, ve y corrígele estando a solas con él. Si te escucha, habrás ganado un hermano. Si no hiciere caso de ti, todavía válete de una o dos personas, a fin de que todo sea confirmado con la autoridad de dos o tres testigos. Y si no lo escuchare, díceselo a la iglesia; pero si ni a la misma iglesia oyere, tenlo como por gentil y publicano”(Mt 18:15-17)

Son estos tiempos propicios para exhibir a los pecadores, para tirar la piedra y esconder la mano. El pueblo espera que la justicia terrenal exhiba también la honestidad, apegándose a la ley y al derecho, y no busque sólo con ello favorecer intereses mezquinos, que al poco tiempo exhiban también el nuevo pecado y al nuevo pecador.

Dios nos dé sabiduría para proceder con justicia y nos dé fortaleza para evitar todo aquello que nos desvíe del camino de la verdad y de la vida.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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