“Y curad a los enfermos que en ella hubiere, y decidles: El reino de Dios está cerca de vosotros” (Lc: 10: 9)

Qué delgada es la cuerda por la que camino, qué pesada la carga que amenaza con romper la cuerda, mas, si estás conmigo mi Señor, no temeré, porque aun sabiéndome impuro, mi fe en ti me sigue abriendo camino.

Temerario me he vuelto, más no confiado, el miedo se apodera de mí cuando dudo, más temo, a estar lejos de ti, porque bien sé que sin ti no soy nada. Pon las palabras correctas en mi boca y aléjame de los sentimientos vanidosos y los egoístas, ayúdame a mantener mi humildad; sea mi mayor pobreza la incertidumbre cuando me sienta solo, y mi mayor riqueza, el saber que aún me amas. Aléjame de los atajos obscuros e ilumina siempre mi camino, no importa cuánto tarde en llegar a ti, mi mayor gozo es saber que si no llegara, Tú vienes hacia mí, porque Tú nos has elegido.

Hablar contigo y sentir que me escuchas, regresa la paz a mi espíritu, calma mi ansiedad y mis temores, sana todas mis heridas al sentir que perdonas mis errores, bendito seas por siempre Señor.

No te alejes jamás de los míos, ayúdanos a saber amar de corazón a nuestro prójimo.

“El que os escucha a vosotros, me escuchará a mí; y el que os desprecia a vosotros, a mí me desprecia, y el que a mí me desprecia, desprecia a aquél que me ha enviado” (Lc 10:16)

Bendice Padre a nuestra familia y bendice todos nuestros Domingos Familiares.

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