“Y ésta es la promesa que nos hizo él mismo, la vida eterna. Esto os he escrito en orden a los impostores que os seducen” (1 Jn 2:25-26)

No me mueva el interés mezquino, cuando la pérdida sea material, muévame tu misericordia ¡oh Padre divino! para que mis anhelos sean sólo de carácter espiritual; tú marcas el destino de todo ser humano con tu sabia y justa voluntad, y nos conduces siempre por el mejor camino, el de desear el bien antes que el mal, para ver y atender con amor fraternal al hermano desvalido, mas, para el desatino de aquellos que buscan hacer un daño intensional, velando sólo por su interés personal, dejándose llevar por un sentimiento mezquino, dales una lección ejemplar, para que vuelvan al camino.

Antes de juzgar a tu prójimo, busca en tu interior la causa de tu inconformidad, no busques el acomodo en el reglón de sentirte siempre la víctima, pues encontrarás en ello, que también has tenido el papel de victimario, cuando en tu afán de defenderte, no ves en tu ojo la viga, antes de ver la paja en el ojo de tu rival.

Antes de pensar en los bienes materiales, piensa primero en los bienes del cielo, porque teniendo en tu haber una vida disipada e inmoral, tendrás que limpiar el camino, para llegar al plano celestial, mas, si en cada tropiezo sumas más odio que arrepentimiento, no te extrañe amigo mío que no pases del plano infernal.

Aquellos que adoran al Dios equivocado, al de vida temporal, con él compartirán el derrotero cuando su luz se apague y caminarán a ciegas tratando encontrar al Señor que en sí mismo es el camino, la verdad y la vida, al que nos invita con el corazón a sentarnos a su mesa, para departir en la ocasión el pan y el vino, recordando con ello al cordero del sacrificio divino, para darnos la oportunidad de salvarnos, y allegarnos una nueva vida, cuando regresemos por el camino que nos lleva a la eternidad.

Que la paz de Cristo Jesús reine en el mundo, que ilumine el camino para los que no quieren ver, para los que sólo quieren escuchar aquello que refuerce su egoísmo y sus frustraciones personales.

Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares

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