“Y habéis hecho un foso entre los dos muros para recoger el agua de la piscina vieja; y no habéis alzado los ojos al Criador de ella, ni siquiera de lejos habéis mirado al que la hizo” (Isaías 22:11)

¿Por qué miran hacia otro lado? ¿Por qué fingir que todo es parte de los cambios en el ambiente? ¿Acaso de toda calamidad no se asoma la mano del hombre? Estarás más preocupado cuando apremien las necesidades básicas, porque habrá dinero, pero no habrá que comprar con él; nunca es tarde para hacer un alto en el camino, y ponerte a pensar en lo que estás haciendo mal, no reparando en el hecho de que no solamente te afecta a ti y a tu familia, afecta a toda la comunidad.

Es este, el tiempo para ponernos a pensar dos veces lo que vamos hacer, porque las cosas que se hacen al ahí se va, no siempre resultan benéficas en tu vida, pero sí pueden dejar grandes secuelas. Es este el tiempo de utilizar con mayor responsabilidad nuestra inteligencia y no dejarnos llevar por emociones viscerales o por sentimientos negativos que nos causaron un gran daño o frustración y hemos ido arrastrando desde nuestra infancia.

Es tiempo de pensar en forma comunitaria y no solamente en nuestro beneficio, de tomar con responsabilidad nuestras obligaciones ciudadanas, sin apasionamientos en grupos o personas.

La falta del agua, es una señal de la poca conciencia que hemos tenido para cuidar nuestros recursos naturales, debemos trabajar unidos para mejorar nuestra calidad de vida.

Padre Celestial, tú que siempre estas pendiente de las necesidades de tus hijos en la tierra, no nos desampares, dales de beber a los que tienen sed, alimento a los que tienen hambre,  paz a los que viven en guerra, salud a los enfermos, libertad a los que vivimos encadenados a nuestras debilidades.

Bendice Señor a nuestra familia y bendice todos nuestros Domingos Familiares.

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