“Estas cosas os he dicho, a fin de que observándolas fielmente os gocéis con el gozo mío, y vuestro gozo sea completo” (Jn 15:11).

¡Oh, mi Dios! El gozo mío es completo, porque sin merecerlo tú pones tus divinos ojos en tu siervo lleno de imperfecciones; no me cabe la menor duda Señor, que eres bueno y cumples tus promesas, dándole oportunidad a mi espíritu de seguir amándote como sólo tú sabes que te amo.

Mi corazón se llena de gozo, porque me ves con misericordia y me premias. ¿Quién podrá entender mi alegría? ¿Quién compartir mi gozo? Sólo los que igual te aman y me aman a mí, a pesar de mis imperfecciones.

¡Oh, Sagrado Corazón de Jesús! has iluminado mi camino, mi otrora pesado caminar, con la bendición que llega hoy a mi vida se rompen las cadenas de la pesadumbre y de la tristeza.

Alabado sea tu nombre, Señor de la gloria y del amor eterno, gracias por tocarme de nuevo, por escuchar los ruegos de mi corazón, caminaré por tus sendas, me mantendré erguido ante las inclemencias de la adversidad, saldré victorioso de todos los retos, porque me acompaña tu divina presencia.

“Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. Todo sarmiento que en mí, que soy la vid no lleva fruto, lo cortará; y a todo aquél que diera fruto, lo podará para que dé más fruto” (Jn 15:1-2).

Dios bendiga nuestra descendencia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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