“Porque lo que parece una locura en los misterios de Dios, es mayor sabiduría que la de todos los hombres; y lo que parece debilidad en Dios, es más fuerte que toda la fortaleza de los hombres. Considerad si no, hermanos, quiénes son los que han sido llamados a la fe entre vosotros, como no sois muchos los sabios, según la carne, ni muchos los poderosos, ni muchos los nobles, sino que Dios ha escogido a los necios según el mundo, para confundir a los sabios, y Dios ha escogido a los flacos del mundo, para confundir a los fuertes” (Corintios 1-25-27).

Poco he de aportar yo al conocimiento de mis hermanos en Cristo, y por mi fe no he de dudar que mi ministerio no sea producto de un interés particular, sino colectivo, porque de nada valdría jactarme de una sabiduría de la que carezco, por no llenarme de la erudición de otros, más bien, Dios ha querido que lo que pueda ofrecer, sea producto de las experiencias personales como el más humilde de sus siervos y eterno aspirante a discípulo, y si difícil ha sido entender a muchos lo que Jesús nos enseñaba, sin duda, más lo es entender este minúsculo grano de arena con conciencia, que habla mucho de sus defectos y debilidades y compromete en ocasiones el sentimiento de su familia, que como lo he dicho antes, sin Dios y sin ella, no tendría más que contar a quienes me escuchan y atienden mi narrativa.

Espero en Dios y a la intervención del Espíritu Santo, que no haya hecho yo mi voluntad sino la del Padre en cuanto a la intensión de ayuda para encontrar el camino, la verdad y la vida.

Cuando dudo, quiero parar, y cuando detengo la marcha, empiezo a volar y entonces dejo de dudar, para seguir caminando, siguiendo tus huellas; si esa no es tu voluntad Señor, no será la mía, porque todo lo que soy, he sido y seré es obra tuya.

Nadie dijo que fuera fácil seguir a Jesús, pero una vez que estamos frente a él, es imposible dejar de seguirlo, y es imposible dejar de hablar de él, porque se quedó para siempre en nuestro corazón.

Dios bendiga a nuestra familia, nos dé sabiduría para entender sus misterios y sin dejar de ser humildes, nos permita dar a conocer su Evangelio. Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.

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