Que mis ojos vean la verdad y mi mente no me engañe, que el corazón palpite de emoción cuando sienta tu divina presencia, que tu amor llegue a mÃ, de manera total, y no sean mis debilidades el motivo para que no encuentres en mÃ, un recinto digno para que te quedes.
Soy tan pequeño, mi Señor, como un grano de arena en el desierto, y aun asÃ, la luz de tu amor ilumina mis dÃas y vela mi sueño para no ser sorprendido por quien siembra el mal, acentúa el egoÃsmo y nos quiere despojar de lo divino.
Te pido perdón si con mis palabras te ofendo, por si percibes falta de humildad, te pido misericordia, si mis palabras de alabanza encubren otro propósito que no sea el de alabarte, quién mejor que Tú para corregir nuestros errores, quién mejor que Tú, para enderezar nuestro rumbo.
Quien cierra sus oÃdos a tus palabras está perdido, quien no es capaz de ver la grandeza de tu obra, vagará en las sombras, quien no sigue los pasos de tu hijo Jesucristo se perderá en el camino.
La sabidurÃa es un don que se esparce por el aire, que no toma asiento en la superficialidad de nuestro pensamiento, porque éste es voluble y débil, porque está sujeto al miedo y a quien lo genera, para hacernos renunciar a ti.
Recibe, mi Señor, esta mi plegaria de buena voluntad, soy un hombre de fe y quiero persistir en mi propósito de enmienda, quiero agradarte, quiero ser un instrumento de tu amor.
Sean mis palabras objeto de reflexión para el que duda, para el que por falta de fe, se encuentra sin esperanza.
Dios bendiga a nuestra familia y bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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