Yo solo sé que te amo, porque el quererte implicaría un amor condicionado y cuando se ama de verdad, como nos ama el Padre, no hay condición de por medio, sólo entrega, y si no hubiera de recibir de ti un amor igual, no desistiría en mi entrega total para seguir amándote sin esperar reciprocidad.
El verdadero amor no se termina con el tiempo, si amaste desde el primer momento con ello obsequiaste tu corazón y no habrá fuerza que por mal, quisiera disolver lo que Dios unió para la eternidad.
En el amor no existe lo que tú quieras o lo que yo quiero, existe la comunión de los deseos por igual, sólo así se fortalece la vida espiritual.
No te distraigas pensando lo que tu corazón no quiere aceptar, mucho menos albergues sentimientos impuros, lo único que te debes reprochar, es estar perdiendo la oportunidad de preservar el amor de verdad, si las faltas propias o ajenas logran inquietarte, piensa en que todas las penas logran perpetuarse si tú les concedes lugar en un corazón, donde sólo habita el amor.
Que el orgullo personal no te confunda, tu dignidad puede permanecer intacta ante la tormenta más despiadada, recuerda que Jesús te pide no perder la fe, para acallar la furia de la tempestad, si crees en él, nada podrá ser más grande que el amor, para derrotar todo lo que quieras, evita por eso tu condena, al privilegiar tu orgullo asentado en sentimientos acrecentados en los aspectos materiales, el espíritu está más allá que cualquier interés corporal y es la forma en que debemos llegar a la eternidad, el cuerpo se incorporará a la tierra de dónde se formó, y se llevará con él el orgullo, el egoísmo, la envidia, la vanidad, todo sentimiento mezquino que condena y retrasa la madurez espiritual.
“Os digo que a este modo habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos, que no tienen necesidad de penitencia” (Lc 15-7)
Dios bendiga el amor de la familia, mantenga unidos a todos sus miembros y les obsequie el don de la sabiduría, para comprender que las diferencias de forma, no pueden, ni deben incidir en el deterioro de las bases que sustentan su estructura.
Dios bendiga todos nuestros Domingos Familiares.
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