“Así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos”. (José Ingenieros)

Como que me está calando, que un esfuerzo de treinta años, empiece a disolverse de un plumazo. Cuando me inicié en el periodismo, fue a invitación de un hombre visionario, que tenía la capacidad de comprender, que los medios de comunicación impresos, no riñen con su filosofía institucional, y toman en cuenta el acceso de los ciudadanos a la diversidad informativa; de ahí que, aquel jefe de redacción, consideró que yo tenía la virtud de poder transmitir los mensajes de una manera coloquial; su argumento me convenció, pero a decir verdad, me intimidaban dos aspectos del reto de escribir en la página editorial: primero, el hecho de que no pudiera estar a la altura de tantas buenas plumas de nuestro periodismo; y segundo, el defraudar a mis lectores, pues pensaba que estaban tan acostumbrados a los artículos de corte político, que el escribir sobre los valores pudiera, incluso, causar controversia o desilusión. Comencé escribiendo un artículo a la semana, después, me motivaron a que fueran dos y cuando logré que fueran tres, parecía que empezaba a estar en el ánimo de los lectores; mas al poco tiempo, fallece quien me diera la oportunidad de ser articulista y mis colaboraciones empezaron a extraviarse en la mesa de redacción. Siendo un hombre de buena fe, lo que otros definen con otro calificativo, reponía el artículo extraviado o elaboraba uno nuevo, pero seguían las desapariciones misteriosas, por lo que consideré abandonar esa importante faceta de mi vida; lo comenté a un amigo, y éste lo comentó a otro medio de comunicación, quien me invitó a colaborar, comprometiéndose a respetar el contenido de mis narraciones, pero solicitando exclusividad a cambio. He de comentar que me considero una persona que privilegia el valor de la lealtad, siempre y cuando se respeten también mis derechos individuales. En aquel difícil momento, llegó con oportunidad la aclaración de los hechos y continué en el mismo medio de comunicación. Hoy de nuevo se presenta un hecho coyuntural que no sólo pone a prueba mi dignidad como escritor, sino también mi humildad como persona. Espero Dios me inspire a tomar la mejor decisión o inspire a quien es promotor de mi inquietud.

“La manera esencial que distingue a un hombre digno de llamarse así es la perseverancia en las situaciones adversas y difíciles” (Ludwig van Beethoven)

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