“No es necesidad, no deseo: no, el amor al poder es el demonio de los hombres. Déjelos tener todo: salud, comida, un lugar para vivir, entretenimiento; son y siguen siendo infelices y desanimados: porque el demonio espera y espera y estará satisfecho”…
Friedrich Nietzsche)
Entre las frases favoritas de mi abuela, solía aplicarnos a sus nietos una de ellas cuando en la lejana niñez no admitíamos freno para cometer desmanes.
“Pareces un diablo en panteón”…
Esas palabras encuentran hoy en Tamaulipas una curiosa resonancia en el ámbito político. ¿Por qué?
Pareciera que no tienen relación alguna, pero el dictamen de la Suprema Corte de Justicia de la Nación sobre la inmunidad del aún gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y la consecuente invalidación temporal de la orden de destitución y aprehensión en su contra, encamina esa sentencia de la abuela a ser una especie de augurio con lo que se avecina en el mes y días que le restan de vigencia a la administración estatal panista.
En ese lapso, puede jurarlo, una especie de demonio andará con nuevos brios en Tamaulipas.
Verlo desde esa óptica no es una falta de respeto a la institución gubernamental ni a quien la representa, sino un paralelismo de lo que con seguridad será la actividad del todavía mandatario tamaulipeco.
No pierdan de vista a Francisco García Cabeza de Vaca durante los 42 días que faltan para el relevo gubernamental. Como los magos baratos, durante ese tiempo aprovechará cada momento para sacar cartas de sus mangas para mostrar que el poder que todavía ejerce no terminará el 30 de septiembre. No lo imagino sentado plácidamente en un mullido sillón esperando esa fecha para ver qué sucede o cuál será su destino. No, qué va.
Ayer, una mini reunión y una foto ampliamente difundida de una mesa en un restaurante victorense fue el primer aviso. Uno junto a otro, aparecen en ella el ex candidato aliancista César Verástegui, Luis René Cantú y el senador Ismael García, hermano del Ejecutivo.
Fuera del lugar, una caterva de guardaespaldas y asistentes rodeaban al mismo, en una clara evidencia de que querían hacer ruido y hacerse notar. Como sucede en la política, no fue coincidencia. La aparición pública fue planeada.
¿Cuál es la lectura de este escenario?
Parece simple la respuesta: Es un reto. Un mensaje de que no hay miedo a lo que viene.
Tengo cien ideas sobre lo que puede hacer Francisco García en la agonía de su mandato pero lamentablemente ninguna de ellas es positiva. Camina en el Estado como si acabara de iniciar su sexenio y sin mostrar ni el menor ápice de preocupación. Es como si tuviera en la bolsa un salvoconducto. ¿Lo tendrá?…¿Será un amparo que lo proteja por lo pronto?… ¿Existirá un acuerdo que la mayoría desconocemos?
Lo cierto es que el gobernador saliente sonríe de la manera en que lo hace quien ganó el premio mayor de la Lotería Nacional.
Y cuando un demonio sonríe, no hay nada que festejar…
RECUPERANDO LA DIGNIDAD
Sin duda es una buena nueva la dada a conocer al principio de esta semana, sobre que el gobernador electo, Américo Villarreal, apoyará al alcalde de Victoria, Eduardo Gattás, para devolverle a esta ciudad su dignidad capitalina, flagelada por el rencor panista.
Después de casi seis años de menosprecio, olvido y hasta persecusiones del gobierno estatal saliente a la clase política local, a sus empresarios y en general a los victorenses nativos o adoptados, es muy grato ese anuncio.
Bien por el doctor Villarreal y bien por el presidente municipal, que trabajarán en paralelo para recuperar empleos, vialidades, servicios públicos, áreas verdes y en forma global su economía, que tanta falta hacen para volver a presumir a una capital que siempre ha sido un orgullo tamaulipeco y que por caprichos y revanchismos políticos ha vivido, ya a punto de terminar, el peor sexenio de su historia cercana.
Bienvenidos los nuevos tiempos…
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