Ayer los contactos de Facebook llenaron de textos y felicitaciones muchos perfiles con motivo del día del locutor.

Desde los más sentidos para don Carlos Adrián Avilés Arreola, desde donde se encuentra narrando quizá esos acontecimientos de Victoria y declamando aquella vieja poesía: “cuando vayan mal las cosas, como a veces suelen ir,..”, o el infatigable Eleno Vogel, una institución en la locución deportiva, y muchos más.

Tuvimos oportunidad de leer los perfiles que Radio UAT hizo de los colegas Pepe Macías, Lorena Zapata, Patricia Padrón y seguramente de otros que no tenemos como contactos, pero que son tan locutores como todos.

Vimos a algunos de la ORT y otras empresas: Carlos Cortés García, y muchos más, a quienes, por una parte, compartimos la felicitación, y a muchos estudiantes y egresados de la UADCS que hoy se desempeñan en este apasionante campo de la información hacia la sociedad.

Ser locutor no es fácil: hay que estar siempre en un estado de ánimo capaz de analizar los acontecimientos y eventos con los que nos enfrentamos, sean deportivos, políticos, sociales o de cualquier tipo, y hacerlo en forma serena, sin apasionamientos.

No podemos permitirnos como locutores ser radicales ni absurdos en nuestros comentarios; tampoco ser ofensivos, sino objetivos siempre, esperando que la gente capte esa sensación que hay que mostrar.

El locutor debe prepararse: no es tomando el micrófono y decir tonterías, o manejar estados de ánimo personales y mensajes que dejan entrever una gran frustración social o profesional. No. 

Eso no es ser locutor.

El locutor, insistimos, debe tener la preparación para hablar correctamente; no están permitidas las palabras mal pronunciadas o mal empleadas, y tampoco las que inventamos dentro de nuestra ignorancia.

No caben los “fuistes”, los “algotras”, los “cambiastes” y ese tipo de degeneraciones del lenguaje que nos han llevado a una crisis general de lenguaje, cuando escribimos y hablamos de mala manera.

Antes, los locutores éramos objeto de un examen mucho muy riguroso, y teníamos que demostrar tener algo de cultura general y pronunciación, conocimiento de nuestro entorno. Nos ponían a pronunciar palabras en diversos idiomas y a improvisar.

Hoy, basta con una carta/oficio y ya. No se requiere demostrar capacidad, de ahí que las licencias de locutor estén muy devaluadas  y muchos que no lo merecen ostentan una. Hoy han cambiado las cosas, pero no el compromiso, porque quien se precie de ser un buen amigo del micrófono y sea un locutor en verdad, debe tener esa capacidad para transmitir sin apasionamientos ni nada por el estilo, dejando a un lado los aspectos personales, con la idea de que no somos la figura del mundo, pero sí somos importantes.

Y lo somos por la trascendencia del mensaje que manejamos: llega a lugares inhóspitos, a donde no nos imaginamos, y eso es un gran compromiso social que debemos enfrentar de la forma más profesional.

El día del locutor se celebra el 14 de septiembre, aunque para nosotros todo el año es día del locutor, porque el reconocimiento a quien está detrás de un micrófono por su trascendencia, es permanente, también lo es el compromiso de informar bien, con la verdad y con toda la técnica que se debe, cubierta de la honorabilidad que puede desarrollarse a través de esta profesión tan apasionante.

El día del locutor debe ser motivo de preocupación, por el compromiso que debemos tener todos nosotros hacia con la sociedad, a la que estamos obligados a cumplirle y a responderle en forma adecuada.

A todos los colegas locutores, feliz día, hoy y siempre.

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