Mira que va cayendo la noche, la luz del día terminó por despertar nuestros deseos, dejemos a un lado la pesada carga de las tristezas y de los desconsuelos, de tantas alegrías opacadas por las preocupaciones que recibimos sin piedad, que hicieron de nuestro tiempo un derroche.

Vamos, démonos un necesario y justo descanso, lo tenemos muy merecido, ya le hemos servido a tantos, que nos hemos olvidado de lo nuestro, y recuerda, que lo nuestro, tiene la magia de devolvernos aquello que nos hace regresar a la vida sin reproche.

Ven, siéntate aquí, quiero que estés junto a mí, para no dejar escapar el calor de nuestros cuerpos, y retengamos por un momento más, en un necesario y cálido abrazo, el último aliento, antes de ir a dormir.

Sí, ya sé, la noche es muy corta, y mañana, mañana antes de que despunte el día, estaremos de pie tan temprano, tratando de estirar las horas, para poder cumplir con todo lo que nos hemos propuesto para poder vivir.

Ven y acuéstate a mi lado, en nuestra suave y tentadora cama, pensando que estamos en un mágico cuento, donde tenemos todo el tiempo para hacernos regresar al divino y plácido huerto, sí, de aquel bello amanecer, donde hice florecer el maravilloso jardín que adornaba tu perfecto y armonioso cuerpo.

Ven, que no nos importe ni el cansancio, ni el pretexto, yo sé, que al develar el velo de tan romántico y enigmático encuentro, estaremos en el cielo, y nos veremos a los ojos con la misma pasión con la que iniciamos esta romántica aventura, en este desvelo de amor, que te ofrezco lleno de ternura.

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