Durante la pandemia actual, he escuchado cosas sorprendentes dentro de los diferentes estratos sociales; en el ámbito laboral, un buen día llegó un paciente a la consulta y al preguntarle el motivo de la misma me comentó que se sentía desnivelado, por mi mente pasaron rápidamente algunas posibilidades de lo que quería decirme, pensé en sus niveles de glucosa sanguínea, sus cifras de presión arterial, pero para no evidenciar mi dificultad para reconocer a qué se refería, le pregunté: ¿A qué se refiere con desnivelado? El hombre contestó: Me refiero a la concepción muy particular que tengo sobre la salud, verá usted, para mí, existen tres niveles de salud y estos se distribuyen y reflejan en el cuerpo, para fines prácticos, el primer nivel está comprendido desde los pies a las rodillas, el segundo nivel comprende de las rodillas a la cadera, y por último el tercer nivel se encuentra entre a cadera y la cabeza. Y en su caso, le pregunté, en qué nivel sitúa su malestar? Mi malestar, dijo, se encuentra en el tercer nivel. ¿Y qué sintomatología tiene? Bueno, en primer lugar, me siento medio lleno, saturado, en ocasiones a punto de la náusea, como cuando se dice con el agua hasta el cuello; con esa sensación se presentan también irritabilidad calórica, resequedad en los ojos, comezón en la nariz y la barba, estornudos ocasionales, salida de moco cristalino, dolor en las orejas, así como aturdimiento en la cabeza, sueño, ocasionalmente dolor de cuello, inflamación del estómago, gases, en ocasiones estreñimiento y diarrea; en pocas palabras estoy desnivelado. ¿Y se puede saber cuánto tiempo tiene de padecer esas molestias? Pasados tres meses de haber iniciado la Pandemia en la ciudad, empecé con ese devaneo, mismo que se fue instalando poco a poco, empezó en el primer nivel, como cansancio de pies y piernas, un poco de inflamación, dolor de rodillas y después pasó al segundo nivel con resequedad y ardor de la piel de los muslos, discretas molestias urinarias, en testículos, inflamación del bajo vientre diría yo, y hasta llegar al tercer nivel cuyos síntomas ya le describí. Pues a reserva de hacerle unos estudios para saber si su desnivelada le ha afectado algunos órganos y sistemas internos, y la evidente relación con el inicio y evolución de la pandemia, me parece que estamos ante un caso más de Síndrome de Estrés Pandémico. El paciente se quedó asombrado con mi respuesta y me dijo: ¡Oiga médico, pero yo no he oído hablar de ese Síndrome! Pues yo tampoco había escuchado que alguien se encontrara desnivelado, y un nombre le deberíamos de poner a su padecimiento. El paciente parecía no estar muy de acuerdo conmigo y preguntó: Entonces, eso quiere decir que estoy pasando por una serie de molestias posteriores a la enfermedad del Covid-19. Usted no me dijo en ningún momento que padeció el Covid-19, le respondí, pero mi intuición me lleva al hecho de que, así como usted, muchos otros conciudadanos se quejan todos los días de un sin número de molestias atribuibles al Civid-19, pero no confirmaron haberlo padecido, pero lo que si aparece, es el mismo común denominador: El sedentarismo ocasionado por el quédate en casa, los cambios de horarios que desequilibraron el metabolismo, el excesivo uso del cubrebocas, el excesivo uso de las pantallas y celulares, las continuas desveladas viendo series televisivas, la falta de contacto con otras personas, la restricción de satisfactores personales y familiares, y desde luego, el estrés que ocasiona el temor a padecer la citada enfermedad, más el impacto emocional que se sufrió y se sigue sufriendo por la monumental cantidad de información y desinformación recibida mediante los medios de comunicación, sin duda que lograron transformar la forma de vivir de todos los habitantes del planeta. Ahora dígame médico: ¿Mi mal tiene cura? Si tiene conciencia, tiene cura, le respondí, recupere su voluntad, ponga en práctica lo que aprendió durante la pandemia, en pocas palabras recupere su nivel óptimo de vida saludable.
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