Es evidente que el desarrollo económico y social real del País solo puede surgir desde las regiones, desde los municipios y sus localidades. La desigualdad, la pobreza y la miseria se encuentran principalmente en el México rural, observemos lo que está pasando en comunidades de estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán, donde la pandemia ataca a uno y se extiende por toda la población. Y además es en donde se pueden observar algunas de las prácticas más importantes de organización ciudadana, como se demuestra con la Ley de Usos y Costumbres de Oaxaca, con sus 417 municipios que eligen en asamblea comunitaria a sus autoridades locales, cuya organización se basa en la participación ciudadana.

La concentración a nivel municipal es clara, en las participaciones en impuestos federales, la recaudación del impuesto predial donde estamos cerca del 0.03 por ciento del PIB muy debajo de países como Chile, Argentina o Colombia, o del promedio de los países de la OCDE que es del 1.9 porciento incluso en la deuda pública.

Por ejemplo, al cuarto trimestre del año pasado, los municipios tenían una deuda de poco más de 40 mil millones de pesos, la mayor parte -52 por ciento- con la banca comercial.

Los 20 Municipios con mayor deuda concentran el 49% de la misma y se encuentran en 9 Estados, destaca Tijuana con una deuda mayor a los 2 mil millones de pesos, y su relación con su impuesto predial es del 29%, mientras que León, Zapopan, Monterrey, Hermosillo y Guadalajara, tienen deudas superiores a los 1 mil millones de pesos y una relación promedio del 80% con su impuesto predial.

El 92 % de los municipios con población mayor a un millón de habitantes tienen contraída una deuda, la cual equivale al 27% del total de la deuda, para el caso de los municipios con poblaciones mayores a 500 mil habitantes es del 85% de los municipios con el mismo 27% y un 58% para el caso de los municipios mayores a los 100 mil habitantes con un 33% del total, en suma, estos tres grupos tienen el 87% de la deuda Municipal.

Lo que podría hacer pensar que en la medida que la población aumenta hay una mayor necesidad de endeudamiento, pero también se tiene una mayor capacidad crediticia.

Los municipios se enfrentan a múltiples necesidades de gasto principalmente porque son los proveedores de servicios, limpia, alumbrado, basura, agua son asuntos de los municipios, además del equipamiento urbano.

A excepción de los servicios agua potable los demás servicios que provee el municipio, solo pueden ser financiados con recursos propios o participaciones, es por esto que cuando las crisis financieras en los municipios aparecen de inmediato la sienten los ciudadanos, ya sea en la falta de recolección de basura o en el alumbrado público, entre otros en otras palabras, se presenta un “apagón financiero municipal”.

Hacer política sin obra pública es muy difícil y los ciudadanos siempre exigen obras nuevas y los alcaldes entran en la disyuntiva de parar los servicios o atender las nuevas gestiones, más cuando entran en administraciones que ya están endeudadas.

La desaparición de la tenencia dio en muchos de los casos una afectación a los municipios de manera directa ya que estos recibían cuando menos el 20% de esa recaudación, las participaciones son otro de los recursos donde algunos estados aún tienen formulas deficientes, de distribución que solo premian la ineficiencia, además son pocos los estados que apoyan con más del 20% que la ley de coordinación establece como mínimo, sin entender que en la medida que las ciudades crecen existe una mayor  demanda de servicios sin que esta se compensada con recursos que no sean los de su recaudación local.

La ley de Disciplina Financiera es el parteaguas para una mejor administración municipal, pero aún hay mucho que hacer, las pensiones, los laudos, la corrupción y la falta de capacidades técnicas son algunos temas pendientes en la agenda.

 

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