La desigualdad de de acceso a las capacidades es una barrera al crecimiento de la productividad que el mercado no corrige. Desigualdad de acceso a educación y salud, reducir capacidad y oportunidad, compromete la innovación y aumento de productividad. Cuando una persona abandona sus estudios antes de terminar la educación primaria o secundaria, su potencial productivo se resiente toda su vida. El menor salario que recibirá, respecto a trabajadores con más años de educación formal, indica pérdida de productividad y bienestar que conlleva ese abandono.

El costo social no es sólo la pérdida futura de ingreso de quien no continúa sus estudios. El beneficio social de la educación va más allá del beneficio privado. Cuando la desigualdad impide acceso a la educación, sus efectos afectan el sistema económico. Abandonar en forma temprana el estudio refleja diferencias de talento o esfuerzo, y menor oportunidad de acceso por faltar financiamiento, escasa oferta de centros de enseñanza de calidad en la región o necesidad de ingresar tempranamente al mercado laboral.

La correlación entre nivel educativo de padres e hijos en generaciones expresa esa desigualdad, mucho más alta en economías desiguales, que en sociedad más igualitaria. Si la sociedad ofreciera las mismas oportunidades de acceso a la educación en el punto de partida, no habría motivos para esta correlación. La desigualdad en educación es una correa de transmisión inter generacional de la desigualdad de capacidades y oportunidades, y es mecanismo clave que perpetúa la baja productividad. Aun cuando toda persona tuviera igualdad de acceso a las capacidades al comienzo de la vida, la discriminación afecta su expectativa de oportunidad laboral. En sociedades que discriminan por sexo o étnico-racial, la persona discriminada sabe que tiene un techo en su carrera y está en desventaja frente a sus pares de otro sexo o condición étnico-racial.

La persona afro descendiente e indígena alcanza menos años de escolaridad promedio y tiene ingresos sensiblemente menores que la no afrodescendiente ni indígena, desincentivo para la mujer, afrodescendiente e indígena, que a pesar de su logro educativo no tiene mejores perspectivas en el mercado. Todo desincentivo al aprendizaje es barrera a la innovación y la productividad, que se suma a la pérdida directa e inmediata al postergar a una persona talentosa. Corregir la desigualdad es condición necesaria para que los países rezagados se aproximen a los niveles de productividad de los primeros.

La desigualdad de ingreso y poder en el sistema mundial impide avanzar a un modelo con bienes públicos globales. La globalización comercial y financiera, con reglas para abatir al mínimo costo de transacción, es incompatible con la existencia de países nacionales y democracia, pues acota temas de decisión de los habitantes de un país. Su atribución se reduce a legitimar reglas impuestas por la capacidad de transferir recursos de forma rápida entre países. Los mercados financieros arbitran tasas de ganancia, rendimiento de bonos, y la política. Sus efectos sin vínculo con la base fundamental de la economía; sobre el valor de la moneda, la capacidad de endeudamiento y la expansión o contracción del crédito, condicionan decisiones, obliga a países a cobrar menos impuestos. La cultura del privilegio se expresa plenamente en el sistema internacional y permea en el sistema de gobierno de los países que afecta creando oligarquías y grupos de poder que acentúan la desigualdad.