Los dos partidos que disputan los cargos públicos en Tamaulipas, como son el PRI y el PAN hacen labor de convencimiento en los 43 municipios tamaulipecos y los distritos electorales donde habrá elecciones locales, lo propio hacen en los distritos donde habrá elecciones de diputados federales y Presidente de la República. Pero los grupos tradicionales hegemónicos están quietos, esperan señales y hay desesperación, porque no son los tiempos del tricolor y el estilo del albiazul tiene móviles diferentes.

Los mismos legisladores que buscan repetir en la legislatura federal, aunque solo hay dos senadurías y las expectativas no son alagueñas, ya que la senaduría del ex gobernador del “maharasi” como es Manuel Cavazos Lerma es por primera minoría, porque ciertamente no la obtuvo en los tribunal, sino en la dadiva electoral.

En tanto, que a nivel local los aspirantes a legislaturas locales y hasta regidurías no se diga presidencias municipales, los grupos tradicionales de los municipios fronterizos, del centro y sur de la entidad andan huido del quehacer político.

En las 11 cabeceras regionales donde se hace política los grupos están encontrados, hay un repudio mutuo en las bases del tricolor, hay algunos municipios de esos once, donde ni siquiera han logrado acuerdos para designar a un dirigente municipal, como es Nuevo Laredo, un frente importante en disputa por las dos fuerzas políticas.

Circunstancia que favorece al Partido Acción Nacional, en cuya región fue capaz de ganar en la elección anterior que favoreció Enrique Rivas Cuellar, con el ex alcalde Carlos Cantúrosas Villarreal en contra y que hoy parece estar “en capilla”.

Algo similar sucede en el ex solido sur, donde la sede del poder político sigue siendo el Puerto de Tampico, donde la maestra priísta Magdalena Peraza Guerra es capaz no solo de entregar a su dirigente magisterial Rigoberto Guevara Vázquez, sino también tiene el cinismo suficiente para aportar bastos elementos, para que la fiscalía especializada contra la corrupción, lleve a la cárcel a su sucesor y antecesor Gustavo Torres Salinas, junto con sus jefes de prensa.

La ausencia de liderazgo en el PRI ha provocado que los propios priístas ofrezcan sus servicios a la nueva clase política, ya que buscan transitar por lo menos en los cinco años restantes de la presente administración. Por lo pronto y si hacer alarde, Acción Nacional lleva la delantera en los municipios donde tradicionalmente ha campeado la inseguridad.

Asimismo no hay que perder de vista la mano del secretario general de gobierno César Augusto Verastegui Ostos, quien sigue teniendo en control de los panistas y también de los priístas. Aunque no lo dice ni lo van replicar, pero es a quien obedece el dirigente estatal del PRI Sergio Guajardo Maldonado, quien da la impresión de atender a “juntillas” las recomendaciones de sus hermanos.

Una tercera fuerza política que pudiera emerger en Tamaulipas a partir de la elección del 2018 es Morena, pero con solo identificar en esta entidad a profesores faltistas, aviadores y trinqueteros, como son el representante ante la vocalía electoral y el Instituto Electoral de Tamaulipas, es suficiente para que la premisa anterior resulte insostenible.