En 2014, La Comisión Económica para América Latina estima que México en 2016 crecerá 2%, respecto del 2.5 de 2015; acertar o no depende del conocimiento de los factores que afectan el crecimiento del país entre los que están, el desempeño del sector manufacturero de Estados Unidos (afecta la exportación mexicana), la inestabilidad económica y financiera internacional, la disminución del ingreso por el petróleo y la disminución de la inversión pública por disponer de menor dinero y que se compensa con deuda externa, lo que genera menor consumo en el país. La economía mexicana depende directamente del comportamiento internacional, una tragedia que compartimos con el continente y muchos otros países pequeños en territorio y que carecen de las riquezas que el suelo mexicano brinda, lo que hace la tragedia mexicana más dramática y más profunda.

En los primeros nueve meses de 2016 el déficit público se redujo 44% respecto a 2015. Los ingresos aumentaron 12% por aumento de la recaudación de la reforma fiscal 2013, un mayor esfuerzo de fiscalización, y aumento del remanente de operación del Banco de México (el 1,3% del PIB) que compensaron la reducción del ingreso petrolero que fue del 30%, lo que permitió aumento de 6.8% al pago de pensiones y jubilaciones (6.8%)

La deuda del sector público se ubicó en 48% del PIB; la Secretaría de Hacienda señaló 50%. El crecimiento de crédito por la banca fue 11%. Afectó vivienda (7%), consumo (10%) y empresas (14%), lo que se traduce en menor consumo, que se llama desaceleración de la economía. La tasa de interés a tarjetas de crédito y a créditos hipotecarios se ubicó en 26%, 3 puntos más que en 2015, lo que significa que una mayor parte del ingreso de la familia se destinó a pagos por interés más caro reduciendo su poder de compra.

Al 30 de noviembre de 2016, la depreciación del peso respecto al dólar fue 19% con relación a 2015, vinculada a la reducción del precio internacional del petróleo, la incertidumbre financiera internacional y el débil desempeño de la economía mundial. Las exportaciones disminuyeron 4% por la reducción de las no petroleras de 2% y 28% de las petroleras. Las no petroleras dirigidas a Estados Unidos (81% del total cayeron 3% por el desempeño negativo de la actividad industrial de ese país y las canalizadas al resto del mundo cayeron 6%. Las cifras muestran que pese a la importancia comercial de México y Estados Unidos, el resto del mundo golpeó más a nuestra economía, así que mantener las mejores condiciones del Tratado de Libre Comercio, es fundamental pues el mercado mundial no permite crecimiento de la economía mexicana. La exportación debe ser globalizada. Por ejemplo, en Estados Unidos la salsa de tomate más vendida fue la dulce (kétchup) por décadas, hace más de una década que la salsa mexicana ocupa el número uno. Hay que mexicanizar más al mundo; vender más; este es el reto en conjunto con un planteamiento de Cartens, presidente del Banco de México.

La remesa familiar de Estados Unidos fue 20 mil millones de dólares, 8% más respecto 2015; el flujo de inversión extranjera directa 20 mil millones de dólares, 23% menos respecto 2015. Salió capital por cuarto año consecutivo por retiro de inversión de 23 mil193 millones de dólares, 45% más que en 2015.En 2016, el crecimiento de la economía fue 2.2%, menor a 2015, de 2.6%. La Secretaría de Hacienda esperaba 2 a 2.6%; el Banco de México, 1.7 a 2.5%; analistas privados, 2.3%.

Agustín Carstens, presidente del Banco de México dijo que el Tratado dio confianza para competir; éramos un país reticente a la competencia. En México el empresario buscaba la protección del Gobierno, ahora tenemos un empresario pujante, una economía más completa, con mejores costos de producción. En México hace tres décadas la demanda social era acabar con la inflación; ahora el reclamo es sobre estado de derecho, certidumbre jurídica, y no corrupción. Esta es la tarea que falta realizar; estos temas minan el crecimiento y desarrollo de México.