“No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros…”
Jean Paul Sartre
Efecto “búmeran” le llaman y se aplica en innumerables escenarios. En el de la política mexicana no es la excepción.
El significado de la palabra, cuyo origen es el anglicismo “boomerang” es importante para entenderla. De acuerdo a cualquier diccionario de la lengua española, la definición de “búmeran” o ”bumerán” –las dos acentuaciones son válidas– es el de una arma contundente arrojadiza, consistente en una pieza de madera que lanzada en forma giratoria vuelve al punto de partida si no da en el blanco o no choca con un obstáculo.
Tan importante como su origen puede ser su consecuencia. Si no se sabe manejar con destreza ese artefacto y errar en su objtivo, al volver a su lanzador puede causarle tanto daño como el que éste pretendía provocar.
¿Por qué la explicación y qué tendría que ver con la política?
Bueno, el tema empieza a hacerse viejo, pero seguimos siendo testigos de ese efecto en quienes idearon y llevaron a la práctica la “quema” de una supuesta y burda efigie de la ministra presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña durante una aparente celebración de la Expropiación Petrolera en México.
Ha sido tan criticada y repudiada esa acción, que sus creadores y perpetradores han logrado precisamente lo contrario de lo que buscaban: En lugar de estigmatizar y satanizar a la ministra, la convirtieron en una víctima de la barbarie partidista. Trataron de debilitar su posición y honorabilidad y terminaron fortaleciéndola hasta hacerla para la mayoría, el modelo de honestidad, moralidad y legalidad que necesita nuestro país.
Para decirlo de la manera en que empiezan estas líneas, quienes llevaron a cabo esa infame acción lanzaron un virtual “búmeran” con manos tan inútiles y ojos tan ciegos que el objeto acabó causando un feroz daño a ellos mismos. A tres días de hacerlo aún sangran por la herida.
No sé de quien fue la idea, pero hicieron evidente dos escenarios.
Uno: Si ese desaguisado se generó en un partido político deben preparar de inmediato la despedida del creador de este craso error, el cual muestra al típico “amigo” que le clava un cuchillo en la espalda a su compañero y se ríe porque piensa que le está haciendo un bien.
Dos: Si no se generó dentro de la estructura de un partido o grupo de poder, entonces lo que exhiben es una supina ignorancia o una inquietante falta de control de ese membrete o corriente política sobre lo que hacen o pueden hacer sus fanáticos. Cualquier día pueden inflingirle un grave daño –incluso mortal– a una persona u organismo porque creerían que “ayudan a la causa”. La sola posibilidad es de terror.
Cuidado.
Los responsables de acciones como la aquí descrita deben ser identificados, ubicados y concientizados. Aún es tiempo de frenar mayores agravios a la sociedad y con ellos impedir que hagan de México, del purgatorio que es en el presente, un verdadero infierno.
Por el bien de todos…
UNA EVOLUCIÓN PARA TODOS
Cuando me tocó decir adiós –40 años atrás– a mi Alma Mater, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, su crecimiento material y académico, debo reconocerlo, sólo se advertía en dos o tres facultades. Medicina en Tampico, Veterinaria en Victoria y algo más alejada, Ciencias Químicas en Reynosa.
Su evolución en esas cuatro décadas es, sin halagos trasnochados, impresionante. El presente arroja una infraestructura de punta y una academia que no palidecen ante otras escuelas de su tipo y en muchos casos las superan.
A este escenario se agrega ahora un anuncio que me parece será un parteaguas en la UAT: una inversion que rebasará los 300 millones de pesos para actualizar su capacidad docente, administrativa y tecnológica, anunciada la semana pasada por el rector Guillermo Mendoza Cavazos.
Bien por ese futuro y bien por la Rectoria. Una de las instituciones que nunca debe frenar su desarrollo es precisamente una universidad. Como ex alumno y como tamaulipeco bien nacido me congratulo de ser testigo una vez más de ese perfil educativo y de confirmar que los esfuerzos de tantos años siguen dando frutos.
Para mi añorada UAT, una palabra con la que firmaba su columna Don Alfonso Pesil Tamez: ¡Salud!…
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