Crece la decepción producida por quien se vinculó con éxito a un tercio de los votantes en 2018 y logró que muchos sintiesen esperanza; militantes y simpatizantes de su propuesta, ciudadanos independientes que le dieron un voto de confianza y otros que le otorgaron reconocimiento a la oportunidad democráticamente conferida para conducir el país. Rechazo y decepción obedecen a causas plurales: polarización y exclusión que emanan de Palacio y la notoria ausencia de resultados de la gestión.

En un extremo, confrontación, descalificación y victimización ante la información que desnuda y la crítica que presenta argumentos; en el otro, inseguridad e incapacidad para ejercer funciones elementales de fortaleza territorial; ausencia de crecimiento económico y oportunidades de desarrollo; dar subsidios a grupos que han sido o se aspira sean votantes, y la evidente falta de integridad y de probidad en eminentes servidores públicos. Incidentes y escándalos en el grupo gobernante se multiplican y escalan. Es emblemático que los convocados luego de participar en tareas previas para asumir encargos públicos relevantes, que permeaban su vinculación al Ejecutivo, transitan con rapidez al distanciamiento, enfrentamiento y ruptura.

El conflicto entre la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez y el consejero Jurídico, Julio Scherer, ante la imposibilidad comprender la necesidad de trabajar como equipo, fueron relevados; la confrontación entre el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto y el fiscal general de la República, Alejandro Gertz. La investigación consignada ante autoridad judicial contra abogados aparentemente vinculados a Scherer por ofrecer solución de asuntos penales a cambio de dinero, y la enajenación de una empresa financiera como parte del entendimiento para que su principal accionista obtuviera la libertad; la divulgación de conversaciones telefónicas entre el titular de la FGR y su colaborador Juan Ramos López, Fiscal Especializado de Control, donde aparece la comisión de ilícitos penales para beneficio de una causa personal en quien tiene la responsabilidad de investigar delitos, presentar las causas ante los tribunales y hacer todo lo factible para que la víctima obtenga justicia y los ilícitos no queden impunes.

La exposición en falta de ética pública en esferas de actuación cercanas al Ejecutivo mina la credibilidad de Andrés López al quedar expuesto por desavenencias que no se contuvieron en la premisa básica de abstenerse de generar problema a quien los llevó a participar en asuntos públicos. Al Fiscal votado por el Senado en 2019 para servir por 9, Andrés López reitera que le tiene confianza sin aportar información o expresar argumento alguno para controvertir o desvirtuar los señalamientos de la responsabilidad en la cual ha incurrido. El Fiscal es una carga muy pesada.

 

La simulación tiene límite, pero Palacio Nacional desconoce la ética pública