De vez en cuando veía lo que quería ver, otras veces, era tanto mi empeño que lograba ver lo que anhelaba, y cuando no, cerraba los ojos para imaginarlo, y podría asegurar que hasta lo sentía.

De tanto en tanto, hasta me convencí, de que todo era sólo una ilusión provocada por la desesperación que da el sentirse aislado entre tanta gente.

Algunas veces, no siempre, me refugié en mí mismo para tratar de entender lo que me estaba pasando, para saber en qué me estaba equivocando.

Ocasionalmente, me daba por vencido, pensando que no valía la pena el descubrir lo que estaba pasando, pues si algo se podría hacer, lo que fuera, ya no estaba al alcance de mis cinco sentidos.

No siempre las cosas fueron así, al menos eso pensaba, tal vez porque las veía diferentes, digamos, más amables y complacientes, más naturales, de malicia ausentes.

De vez en cuando, me veía a mí mismo, tratando de saber quién era, porque el verme en el espejo no me daba la respuesta y cuando le preguntaba a alguien, siempre decían la misma cosa: no sé qué buscas o quién eres.

De tanto en tanto, me extravié en la ignorancia de no querer saber nada, cuando en verdad todo los sabía, porque era necesario ser una pieza del gran rompecabezas del conocimiento humano, que considerarse una pieza única en el universo de la propia vida.

Algunas veces, reí cuando debería de haber llorado, otras veces, lloré cuando debería reír, lo hice pensando que eso se debía de hacer en un mundo tan complicado, que a falta de ser genuino se prefiere ser como aquél que lleva la punta del complicado tejido social de donde se vive.

Ocasionalmente bajé la cabeza como signo de sumisión ante el poderoso, para fingir que me había equivocado, pero mi espíritu se mantenía erguido sabedor de que le asistía la razón y había salido victorioso, al haber hecho respetar mis derechos y haber puesto a salvo mi dignidad como persona.

No siempre fui así, pero en esencia, he sido el mismo, de ahí que no he cambiado mucho, la comunicación es para mí el alimento para allegarme sabiduría, escucho y hablo para procurar la salud a los que saben escuchar, porque hay palabras que sanan la mente y curan el cuerpo.

De vez en cuando, de tiempo en tiempo, si se tiene fe, todo empezará a acomodarse para completar el proceso, para comprender lo que aquí estamos narrando.

enfoque-   sbc@hotmail.com