“Con las leyes pasa como con las salchichas, es mejor no ver cómo se hacen”…

Otto Von Bismarck

En el trasiego normal que sigue a un proceso electoral, entre manifestaciones naturales de euforia y lamentos trasnochados según sea el caso de triunfadores y derrotados, un hecho me llama en forma poderosa la atención:

¿Por qué está tan tranquilo el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca?… ¿De qué se ríe el mandatario?

Lo podemos ver con jovial temperamento en giras de trabajo, en reuniones con sectores productivos, en charlas ocasionales con ciudadanos, en la supervisión de trabajos oficiales, vamos, en una alegre romería cotidiana que a quien no supiera el resultado del proceso electoral podría parecerle que la victoria se la llevó su delfín.

Pongo sobre la mesa la duda por el aparente escenario borrascoso que se prevé vivirá en cuanto deje el mando del Estado y pierda el fuero que hasta ahora le ha otorgado inmunidad procesal. Su destino se antoja incierto, pero curiosamente, él sigue riendo.

No puedo ir más allá de las especulaciones para tratar de entender la aparente tranquilidad del mandatario. Y en ese terreno, haciendo gala de exceso de imaginación, me atrevo como dice la voz popular, a soltar mi gato a retozar con un hecho que parece haberse olvidado o por lo menos minimizado.

Las órdenes de aprehensión sobre varios alcaldes de extracción morenista, siguen vigentes. Ninguna autoridad las ha invalidado. Las autoridades cuyos nombres ya no tiene caso mencionar porque sobradamente se han dado a conocer, continúan con esa espada pendida sobre su cabeza.

Una prueba de lo anterior es la fotografía difundida por el presidente municipal de Reynosa, Carlos Peña Ortiz, encabezando una sesión del Cabildo de esa ciudad…¡pero en McAllen, Texas!

Otra señal es la negativa del edil de Victoria, Eduardo Gattás, a llevar a cabo de manera presencial las mismas sesiones con regidores y su gabinete. Lo hemos visto en fotografías al lado de algunos colaboradores, pero de manera subrepticia, sin reflectores, en una especie de “prueba de vida política”.

La honrosa excepción ha sido la alcaldesa de Nuevo Laredo. La jefa de esa comunda, Carmen Lilia Cantúrosas no ha dejado de aparecer en público, sostiene reuniones de trabajo, asiste a eventos y camina sin temor alguno por el municipio. Sus razones tendrá la valiente dama.

En estos momentos mis tres lectores podrían preguntarse que tiene que ver todo esto con la tranquilidad del Gobernador.

Bueno, es aquí donde entran las especulaciones a manera de posiblidad:

¿Podrían ser esas órdenes de aprehensión vigentes sobre los alcaldes, una pretendida moneda de cambio manejada por el Ejecutivo?

Es difícil y aventurado afirmar o negar esa posibilidad, pero si alguien cree que al terminar el mandato de Cabeza de Vaca se difuminarán esas potenciales capturas estaría equivocado. La Fiscalía General de Justicia del Estado es de acuerdo a la norma, autónoma, y remover a su titular antes del plazo marcado por la ley, requiere una mayoría afin en el Congreso Local que no existe hasta ahora, por lo que será una de las herencias incómodas del actual gobernador para la nueva administración.

¿Podría ser esa la causa del buen humor del gobernador?

Dios lo sabrá, pero como asienta la tercera ley de Newton, a toda acción corresponde una reacción, con la misma fuerza pero en sentido contrario, que en el terreno político no sería nada nuevo, más aún con el perfil belicoso del gobierno federal, que lo menos que tiene como virtud es su disposición a los acuerdos y podría recurrir a lo que podríamos definir como “receta Veracruz”, la cual tiene al Fiscal jarocho también autónomo contra la pared por su presunto involucramiento en masacres, acusaciones por conflictos de interés y protección a algunos grupos delincuenciales.

Es un escenario ominoso, en el cual también cabe una tercera posibilidad:

Que todo esto sea una mafufada de quien esto escribe. Al fin que como dicen en mi pueblo, estamos platicando…

Twitter: @LABERINTOS_HOY