La angustia y el miedo fue la constante de todo un sexenio, el gobernador de Ustedes, así con mayúscula por el respeto que tengo a los electores, terminó su mandato que estaba destinado desde un principio a hacer valida la frase de: “Origen es destino”.
Hoy la angustia que vivimos muchos de los habitantes de Tamaulipas despareció y ya es una realidad, él se fue y ojalá nunca vuelva.
El olvido no es suficiente para la sociedad agraviada, muchos, sobre todo las víctimas de injusticia y que aun purgan condena, están a la espera de que el brazo de la ley lo llegue a tocar, no lo salvará su ciudadanía americana pues acá, van solo por los dineros mal habidos, la Ley Rico es tan amplia que incluye todos los bienes materiales adquiridos con dinero sucio, independientemente del origen de estos, pues para considerarlos parte de Crimen Organizado no requieren tufo a drogas.
El ostracismo será sin duda su final infeliz, nadie que abriga tanto rencor social ni tanta ambición personal, puede llegar a ser feliz, tendrá que soportar como muchos otros, los gritos de los inconformes cuando acuda a un lugar público, las fotografías sin permiso y sobre todo los recordatorios maternales.
Lo que más le dolerá no será el exilio, sino el estigma que ha dejado en su familia, sus herederos poco a poco se alejarán de él y sentirá en carne propia todo lo que hizo a otros.
Sufrirá sin duda el olvido también de los testaferros, quienes poco a poco se irán apropiando de lo que en custodia les dejó, lo más doloroso será cuando se percate que los acuerdos personales se los llevan a la tumba, por lo que no podrá reclamar a ningún heredero de la interpósita persona, lo que supuestamente fue de él.
Muchos recurrirán al divorcio, otros a la separación de bienes para garantizar a su descendencia un futuro tranquilo, mientras que allá a lo lejos nada podrá hacer aquél que tanto daño hizo.
Cargará también con el estigma de no saber perder, pues sus esfuerzos por anular la elección fueron vanos y desde una celda deberá ver cómo se derrumba el mito que creo con la complacencia de los verdaderos panistas de Tamaulipas.
El destino debe reservarle un espacio reducido para albergar su maldad, la memoria debe de estar presente siempre, para recordarle a las nuevas generaciones quien fue, que hizo y como deshizo.
Tendrá pues lo que se merece, por su infamia cosechará lo que sembró, no tiene perdón de Dios aquel que busca en el Poder el arma para perjudicar a terceros.
Los tamaulipecos podemos gritar a voz en cuello: DE QUE SE FUE, SE FUE.