Somos magníficos, únicos, ingeniosos… aunque no produzcamos.
No puede haber algún evento de cualquier tipo -político, deportivo, cultural, social, policiaco, etcétera- sin que aparezcan los memes tradicionales que solemos estructurar con el mayor de los ingenios.
Recordemos que, en México, don José Guadalupe Posada había osado reírse de la muerte con sus maravillosas calaveras, de entre las que surge “La Catrina”, y que es conocida en todo el mundo.
La historia de la burla es muy fuerte en nuestro país, aunque, desgraciadamente, ha caído en la ofensa, la diatriba, y en la elaboración de trabajos muy bien hechos, falsificando la verdad y ocasionando crisis en la gente que, ignorante, no acostumbra leer siquiera lo más básico.
¡Vaya!, a veces vemos una idea en Facebook, donde alguien se queja o anuncia, y alguien más le pregunta: “¿por qué?”; en seguida, tiene 10 o 20 o 30 preguntas más que dicen “¿Por qué?”, seguidos de las respuestas que indicó la persona en cuestión. No leemos y somos buenos para criticar, por ello hemos sostenido la idea de que las redes sociales son un vulgar lavadero cibernético, donde muchos transmiten sus frustraciones, enojos y escudados en el anonimato ofenden sin ton ni son. Otras, muchas “damas” se escudan en su sexo para insultar a más no poder, pero bueno, es su educación y formación suponemos.
El caso es que llegamos a videos falsos, a memes que muestran cosas que no existen y que deforman la opinión que pudiéramos tener todos. En ese caso la recomendación de los expertos en comunicación es no hacer caso de las redes, y únicamente dar seguimiento a lo que los amigos nos comparten, siempre y cuando estemos seguros de que nos transmiten la verdad.
En tiempos electorales abundan los memes y videos que comparten quienes supuestamente tienen una preparación universitaria y lo dan por hecho, dañando personas, institutos, partidos políticos, gobiernos de los tres niveles y más, con un odio tremendo.
El columnista cuenta con contactos que solo se quejan del sistema, de las obras, de la salud y cuanto existe en el mundo, y afirman que cierto candidato -ya saben quien- es la única salvación.
Es su opinión, respetable por cierto, pero si alguno de nosotros se inconforma con su forma de pensar o lo hacemos diferente, no nos bajan de idiotas, estúpidos, ciegos, fanáticos y más.
Es la forma en que respetan a sus semejantes, y da pereza sinceramente lo que publican, por cierto, sin confirmaciones.
Otros aseguran que su candidato, sea quien sea, es casi casi parido por Dios y es la solución, es el Mesías, es la única forma que tenemos de subsistir. Nada más falso: no aplica a ninguno de los cinco, sinceramente.
Nos hace falta dos cosas: respetar los pensamientos de los demás, y leer más, enterarnos de lo que defendemos abierta y agresivamente, aunque es necesario dejar de insultar a los que piensan distinto.
Lo videos que suben, muchos son producto de eventos que sucedieron hace años, o inventan diálogos y más. Es el precio de conocer más tecnología y aplicarla a lo tonto, sin responsabilidad.
Ojalá entendiéramos y pudiéramos hacer algo más por concientizar a los demás, por hacerles ver lo que queremos transmitir, pero con un profundo respeto que se requiere y urge. No tenemos por qué aguantar insultos, menos de gente que son “amigos” y que ni conocemos en muchas ocasiones. Porque sucede que luego sacan a sus familiares muy “picudos”, dispuestos a defender el “honor” de su insultante dama, amenazando y más. Estos deberían pugnar porque esas personas se eduquen en la cultura del respeto, como procuramos hacerlo algunos.
Es tiempo de dejar de creer en los memes, reír de los cómicos, pero analizar los supuestamente “serios”, así como los videos que nos mandan, que en ocasiones son una diatriba animada. Ya basta, maduremos, por favor, y el 1 de julio, demos rienda a nuestra preferencia.
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