La democracia surgió en Grecia como pacto entre clases para echar a los tiranos, proteger al pueblo y a la sociedad de los que buscan lucro personal en el poder. Es la vacuna contra un grave mal que desemboca en enfermedad terrible, autoritarismo y opresión; en la voluntad de un solo hombre. La democracia era directa, no representativa como las actuales: cualquier varón adulto ciudadano, mayor de 20 años y libre podía participar y era deber hacerlo. Los funcionarios de la democracia estaban en parte elegidos por la Asamblea y en parte por sorteo.
Atenas constituyó el ejemplo con gobierno democrático. Durante la Antigüedad sólo los griegos se rigieron por ese tipo de gobierno. El resto de las civilizaciones, hasta ahora, fueron dirigidas por regímenes más o menos autoritarios y despóticos. En las naciones democráticas los poderes legislativos discuten los proyectos de gobierno, planes de Estado o políticas públicas. Su carácter deliberativo es público. En contraste con el poder ejecutivo, se trata de un cuerpo colegiado de naturaleza no jerárquica. El debate de ideas es tan determinante para esta rama del poder republicano que el constitucionalista nacionalsocialista, Carl Schmitt, lo consideraba el símbolo del orden liberal que habría que destruir en primera instancia.
En México, el poder Legislativo logró gran presencia durante los gobiernos de la transición y alcanzó cierta independencia respecto al poder Ejecutivo luego de lo que sucedía en los gobiernos posrevolución. El Congreso se abrió a la sociedad civil adoptando prácticas como parlamento abierto, sin embargo, el Ejecutivo logró regresar la situación democrática y política 50 años al supeditar el poder Legislativo, aunque aún no de manera absoluta.
La elección 2021 quitó al Ejecutivo la posibilidad de cambiar la Constitución sin negociar con otras fuerzas, aunque el sometimiento del Congreso al Ejecutivo se mantiene lo cual permite que cambios a leyes secundarias se realicen sin discusión. Vimos como el autoritarismo se impuso en el Congreso al aprobar cambios a leyes sin análisis que caracteriza a los procesos legislativos desterrando a la sociedad civil al no incluir los parlamentos abiertos.
¿Resultado?, se aprobaron leyes al vapor sin consenso para crear y luego para acabar al INSABI, el Tren Maya para el Ejército indefinidamente, reforzar el control militar del espacio aéreo, avalar criterios sobre remate de bienes nacionales, borrar una institución de apoyo financiero agropecuario, reorientan recursos del Fonatur, descongelan iniciativa que permitirá a la Secretaría de la Función Pública ser juez y parte en procesos de contratación del sector público y aprueban nueva Ley que maneja al antiguo CONACYT.