La petrolera mexicana que los gobiernos anteriores consideraron en bancarrota, como una empresa en extinción, que alentó la contratación de empresas privadas y dejo de ser la fuente principal de ingresos para las finanzas del país, según la actual administración federal es un ente que podrá recuperar la productividad y volvería a ser la fuente de ingresos. No obstante que las energías toman otro giro hacia energías limpias sobre todo electrónicas.
Sin embargo, habrá que esperar, si en realidad se cumplen las esperanzas de prosperidad o si en definitiva únicamente se busca exhibir las debilidades y los actos de corrupción en los que incurrieron los gobiernos anteriores.
En publicación de diarios nacionales de la semana que transcurre se difunde nombres y apellidos de ex funcionarios y ex presidentes de la república, que obtuvieron consejerías y participaciones en empresas que favorecieron desde los puestos que ocuparon en las administraciones en las que participaron.
Uno de los casos de mayor relevancia, es el del ex presidente Ernesto Zedillo, que se convirtió en director ejecutivo de las empresarios que adquirieron la empresa ferroviarias mexicana, lo propio se ha difundido del ex presidente Felipe Calderón y otros ex secretarios y funcionarios encubiertos en puestos de medio pelo en la empresa petrolera lo mismo que en la productora de energía del país, como es la Comisión Federal de Electricidad.
En ese orden, la administración federal ha documentado que en cada una de las cuatro empresas con las que la CFE entró en litigio, por incumplimiento de contratos, figuran como asesores ex funcionarios del aparato energético mexicano.
Asimismo, entre las causas por las que la CFE se fue a litigio internacional con empresas contratadas por las administraciones federales anteriores, se debe a que las empresas recibieron recursos de las finanzas mexicanas para ejecutar las obras de los gasoductos y además las obras les fueron concesionadas.
Lo mismo sucedido en las productoras de energía también está en la petrolera mexicana. El asunto, es que lo que en las tres campañas presidenciales se le otorgó el calificativo de la mafia del poder, esta a la vista. Pero los ciudadanos piden no solo orden en las finanzas, sino resultados que se traduzcan en ingresos y las percepciones económicas en alimentación, salud, vestido y recreación, como lo establece la Constitución.
Lo que provoca repudio es que después de obtener recursos extraordinarios por haber laborado en una administración federal, además del bono sexenal, hayan obtenido el plus de pertenecer a un consorcio, donde tienes voz y voto de accionista. Y hoy eres parte del litigio que tu país de origen enfrenta con la empresa en la que eres accionista.
Pero los pleitos generan mayores enconos, por ese motivo, la administración federal tendrá que disciplinarse en generar las condiciones para que haya más empleo en el país y los ciudadanos de bien tengan un espacio para desarrollarse como entes productivos.
Por lo mismo no se trata únicamente de pronunciar un discurso moralista, o difundir los principios de una “economía moral”, porque la madre y el padre de familia, con un decálogo de moral económica o de economía moral, no obtiene la despensa en la tienda de autoservicio, ni le surten de combustible en la gasolinería. Lo que se requieren son “ruedas” para que la economía familiar camine, no un pronunciamiento de moral económica.