AMLO candidato, denunciaba corrupción, señalaba crisis económica, mostraba el grave desempleo, cáusticamente exponía que el empleo que genera la inversión extranjera directa obedecía a que México sacrificaba al obrero atando su salario para favorecer al inversionista. La mafia del poder controlaba el país, decía AMLO, tomaba decisiones en contra del bienestar del pueblo cuyo sustento se basa en el empleo y servicios como alimentación, vivienda, agua y saneamiento, educación, salud y recreación, que estaban fuera del alcance consistente de la mitad de los mexicanos.
Además, señalaba negativamente las altas pensiones de unos cuantos, y que la mitad de los mayores de 65 años carecían de este beneficio de mandato constitucional. Denunció mucho; criticó todo; llegó a auto nombrarse presidente, a pesar de su derrota electoral fundada en las leyes.
Un acto de insania absoluta. Y algo que jamás dijo, y ahora lo vemos a plenitud, fue que como presidente sabría enderezar todo lo que se encontraba mal, jamás explicó que se encontraba en facultad de enmendar el Estado.
“Insano, más no fuera de sus cabales del todo”. Inició su administración cerrando gasoductos para acabar con el huachicoleo, el resultado de esa medida, desabasto de combustible que azotó estados gobernados en especial por el PAN. Suspendió las licitaciones en energía y telecomunicaciones, resultado, que esas fuerzas vitales, soporte del desarrollo se estancan en México y acotan la llegada de inversión extranjera directa, que paga buenos salarios.
Hay flojos en el sistema federal, a recortar al presupuesto de personal, pero, además, son corruptos, cierre al presupuesto de medicamento, equipo y de mantenimiento, el resultado es la parálisis de la atención de la salud en el país.
Gobiernos corruptos centroamericanos se han enriquecido a costa de la vida de estos hermanos, de inmediato puso a disposición de lo que será un millón de migrantes en un año a nuestro país, además ofrece manutención y educación. Algo preveía Trump que buscaba establecer un muro de defensa ante esta oleada de seres humanos desprotegidos, cuyos derechos humanos son violados de manera cotidiana en sus países de origen y que merecen oportunidad de vida, sin embargo, ¿México está en posibilidad de resolver esa angustiosa realidad?
Mientras en el mundo se cierran refinerías, el presidente López decide abrir una, en tiempo récord y con presupuesto reducido, la única empresa que logró conectar esos números y tiempos con un compromiso fue PEMEX, empresa en quiebra, caracterizada por ineficiencia y corrupción, el resultado será un desastre, aunque no se preocupen, el presidente López “tiene otros números”.
Trasvasará gasolina que compre al extranjero a la producción de “su” refinería, y “arreglados sus números”. Por corrupción cancela una gran inversión para México, el aeropuerto de Texcoco, por lo pronto en pleito judicial. Es una señal poderosa a los inversionistas nacionales y extranjeros, ¿de cuál humor estará el presidente López en seis meses, en un año, a medio sexenio? ¿Cuáles serán sus caprichosos deseos que decidan apoyar o frenar el desarrollo económico nacional, y cuál la manera de hacerlo?
El presidente López de complicar la vida política hablando desde fuera de gobierno, complico a México dentro del gobierno. Corrupción y seguridad, son temas a los que el presidente López no les hace ni siquiera cosquillas, a pesar de su arraigado y profundo autoritarismo; en estos temas y en muchos otros, adiós autoridad.