Esta semana, la Iglesia Católica y Victoria están de luto: David MartÃnez Reyna, Monseñor, fue al encuentro del Señor y ha dejado de existir para nosotros, los que tuvimos la fortuna de disfrutar de su amistad, compañÃa, directriz y más, durante nueve décadas, desde su llegada a este mundo hasta su partida.
Muchas anécdotas hemos escuchado a través de los años sobre el Padre David, como cariñosamente le llamábamos quienes le conocimos. Y la historia se encargará de ubicar a tan importante personaje en su sitio de honor, y recordar sus enseñanzas y su ejemplo prodigado a través de los actos y los años, de sus apostolados y encargos en nombre de la Iglesia a la que entregó su existencia.
Hoy, David MartÃnez Reyna descansa en paz.
Infinidad de recuerdos y cosas podemos mencionar: toda familia tiene algo qué platicar del padre. Recordamos aquella vez en la Iglesia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, cuando decÃa que, si los habitantes de este pueblo respetáramos los diez mandamientos, no habrÃa necesidad de tantas leyes, porque ahà está englobado lo que requiere el individuo para vivir en paz y en armonÃa con sus iguales.
En miles de hogares causó conmoción la noticia que ya se esperaba por la edad avanzada del padre David, pero entendemos que lo más importante es el ejemplo o enseñanza que dejó nuestro querido amigo, y tratar de honrar su existencia siguiendo o tratando de seguir los ejemplos que pensamos, son positivos y nos ayudarán a vivir en armonÃa y paz, dejando a un lado esas conductas tan criticables no en religiosos sino en seres humanos. David MartÃnez ofreció lo mejor de sà durante su existencia, y hoy nos deja un enorme legado a prácticamente todos los hogares.
Hemos leÃdo de amigos que recuerdan el bautizo o primera comunión de manos de Monseñor David, de quienes fueron casados por él o recibieron para sus familiares los santos óleos: mucho hay que recordar porque mucho se compartió.
¿Qué decir del padre David?
No se puede mucho explicar por el profundo dolor existente en cientos y cientos de victorenses cuyos lazos con David MartÃnez fueron muy intensos, fuertes, sólidos, dentro del campo de la apreciación de la FE y el buen conrazón que siempre manifestó hacia los demás, y las acciones que presentó en una existencia que, seguramente, dejará buenas cuentas ahora que esté rindiendo ante el Creador la lista de acciones llevadas a cabo. David MartÃnez Reyna, el queridÃsimo padre David descansa en paz ya, y nosotros tenemos que entender que todos tenemos un inicio y un final del camino y destino, y el de David MartÃnez llegó a su fin, pero que tiene un legado para todos muy importante.
Promotor de la fe en Dios por décadas, pastor de miles de nosotros, amigo de todos, un sacerdote inigualable, cuyo legado tendremos que aprender a asimilar y llevar a la práctica, porque una existencia como la del padre David no es para dejarse en los recuerdos, sino para aprovechar toda su sabidurÃa y bondad para aplicarla a nuestra vida en general.
Los servicios religiosos y funerarios tuvieron lugar inmediatamente, y el padre David ya estará donde nuestra fe considera que debe estar<: a un lado de quien es el Creador, haciendo un pormenorizado relato de sus más de noventa años de existencia, en los que ayudó, motivó, rectificó, señaló y más, y participó en una sociedad que requiere de gente con su calidad humana y moral, y que tiene mucho, pero mucho que ofrecer a los demás. El padre David deja un enorme hueco en una sociedad cada vez más agresiva pero que no deja de pensar en los grandes baluartes que nos han ayudado a no perder la esperanza, esa esperanza que tuvo David MartÃnez para con los demás, y la necesidad de mejorar como individuos, en el amor en Dios, que, finalmente, y sea cual sea la idea que tengamos de EL, sigue siendo la misma y la más importante. Descansa. David MartÃnez Reyna, allá, con el Señor. Te encargamos que le pidas por nosotros, los que seguimos en este mundo viviendo la terrible violencia de todos los dÃas. Comentarios: columna.entre.nos@gmail.com