El adulto mayor es en la población, una persona prevalente. Aunque muchos son capaces de laborar, la gran mayoría de este grupo de edad presenta una o varias enfermedades, algunas propias del envejecimiento paulatino que reduce facultades intelectuales, emocionales y físicas.
Muchos hogares tienen uno o más adultos mayores que requieren cuidado especial por miembros de la familia o terceras personas. Por ello es importante conocer la evolución de vida de estas personas y estar en facultad de comprender y ayudar en verdad a su cuidado. Es importante cuidar, no sólo atender necesidades como dar de comer, lavar su ropa, etc. Cuidar un adulto mayor implica la atención correcta y oportuna de la salud emocional, intelectual, física y de la aceptación de que se vive una etapa de la vida caracterizada por recuerdos y declive.
30% de ancianos con depresión presentó un trastorno de personalidad (TP), igual ocurre con la demencia. Prácticamente 100% sufre cambios previos en sus rasgos de personalidad. El TP en el anciano aparece como evolución natural en una persona que los presentaba en la juventud o como sintomatología nueva, pero en la mayoría de los casos la manifestación del TP lleva riesgo de presentar otra sintomatología psiquiátrica.
En la demencia, los estudios señalan que la aparición de cambios en la personalidad es un primer signo que indica presentación de un proceso demencial. El TP precede en años el inicio del trastorno cognitivo, y es muy frecuente descubrirlo tardíamente, cuando se efectúa el estudio de un paciente con inicio demencial. No se dispone de herramientas de evaluación adecuadas y específicas para la vejez o que validen los instrumentos en uso para evaluar la personalidad en jóvenes. Una razón es la complejidad de la personalidad y sus trastornos, en especial cuando se suma la complejidad del envejecimiento y la falta de familiaridad en ello de muchos clínicos. Ante sospecha de trastorno de la personalidad, se debe realizar evaluación global de rasgos de la personalidad exhaustivo y cognitiva y cuestionarios al informante.
La psicoterapia en el paciente anciano con TP es campo poco explorado, que en la vejez juega papel relevante. El punto central de la psicoterapéutica es la integración de la propia personalidad, en un período marcado por pérdidas, en el que, si se presenta un TP, aumentarán los problemas para reconocer emociones y deseos, disminuirá la tolerancia a la ansiedad y aparecerá falta del control de los impulsos. La psicoterapia tiene como objetivo general mantener las capacidades del anciano, promover mayor capacidad de adaptación, facilitar la aceptación de la dependencia, promover su capacidad de realización y brindar apoyo a la familia.
Los objetivos específicos ante un TP es mantener el equilibrio emocional en el anciano, brindar seguridad para valorar y contener su inestabilidad emocional y el riesgo de conductas impulsivas. Es por esto, que la psicoterapia, en la relación terapéutica con los pacientes ancianos con TP, construye un espacio creativo, a través de la acción y la escucha, que facilitará una compensación al paciente, para obtener niveles de satisfacción reales y adecuados, y poder vivir la vejez como una etapa de la consumación de la vida, por el logro alcanzado y no como una etapa de dependencia, aislamiento, soledad, tristeza, abandono, sufrimiento y privaciones como suele acontecer.
Cuidar o atender. Conocer, primer paso.
El adulto mayor es en la población, una persona prevalente. Aunque muchos son capaces de laborar, la gran mayoría de…