Demasiado se ha dicho, se ha documentado, incluso hay debates en los medios tradicionales como la Televisión, la Radio, la Prensa Escrita, lo mismo que los Nuevos Canales de Comunicación, sobre la emergencia sanitaria qué recorre el mundo y que obliga a aplicar metodologías que en algunas regiones ya se aplicaban no así en los países desarrollados, lo mismo que en algunas regiones rezagadas, pues en particular, en Tamaulipas y el noreste lo mismo que en el Occidente, en el Centro del País, en las entidad norteñas al igual que en el sureste mexicano. Pero en cuanto se fortalece nuevas formas de laborar, surgen nuevos retos en la empresa, el taller, la escuela. No así en la actividad primaria, pues los agricultores, productores de carnes, frutales, hortalizas, floricultura entre otra es de las actividades que no han dejado de producir en el mundo, lo mismo que el comercio, el transporte.

Sin embargo, uno de los desafíos que sortean los sectores es que, si bien se han modificado las formas de trabajo aunado al cambio de horarios, surge la cuestión de que este nuevo sistema de productividad carece de una regulación legal, ya que el trabajador tiene cargas excesivas que superan las 8 horas de trabajo, que cumplía dentro de la empresa, con un horario irregular.

Ciertamente un segmento importante del mundo productivo estaba enfocado en ese sentido, sobre todo en los países desarrollados, modelo que se replicaba en algunas de las entidades mexicanas donde se aplicaba esa metodología, pero aún así es un modelo naciente en regiones, en el particular de México, donde hay influencias derivadas de la presencia de empresas internacionales y en casos aislados en empresas mexicanas que van a la vanguardia.

Pue seguramente, ni siquiera esas industrias, empresas y similares habían aplicado nuevas formas de laborar como una forma previsoria por la llegada de una pandemia, que paralizaría la actividad económica, sino más bien fue una de las tendencias en los países desarrollados que fueron adoptadas por los emprendedores.

Pues la verdad, es que ni las bolsas de valores, ni el sistema bancario internacional y nacional habían adoptado las previsiones establecidas por la autoridad sanitaria, con protocolos propios de la emergencia sanitaria, ante una eventual circunstancia de la magnitud actual.

Lo mismo ha ocurrido en el desempeño de la prensa, donde los dueños de la infraestructura diseñaron amplios y majestuosos edificios, en los hoy no labora físicamente ni la cuarta parte del personal contratado. Donde también hay excepciones, ya que un porcentaje relevante de algunos “maquiladores” de la información habían transitado al modelo de la sana distancia. Pero propiamente había sido adoptado únicamente de manera particular por quienes llevan los insumos de la prensa, como son las noticias y otros contenidos propios de esa tarea.

En renglones de la educación, sobre todo en la educación superior las escuelas y universidades dominaban el modelo de la enseñanza a distancia, no así otros niveles educativos, sobre todo el básico. Y no es propio de México o Tamaulipas, sino hasta de los países desarrollados.

Para los sectores productivos lo mismo que para rubros como la educación y otras actividades han obligado a modificar las formas de trabajo, la modificación de horarios, pero igual se enfrentan a desafíos respecto a cómo sustituir el reloj checador, los recesos, la toma de alimentos, la medición de la productividad y lo mismo que los objetivos a cumplir.

Lo que implica nuevas problemáticas relacionadas con la salud, ya que ante la modificación de los horarios ante el temor de verse despedido el trabajador podría tener afectaciones de salud por la presión para presentar resultado y no ser despedido, con un ambiente no propio de su desempeño, debido a que desde su hogar está obligado a dar los mismos rendimientos.

Entre las enfermedades que se prevé que vayan en aumento, destaca la salud mental, un nuevo escenario que requiere de un sector de la medicina una atención puntual. Pues ya de hecho, estudios del Instituto Nacional de Psiquiatría señaló durante el 2019 en uno de sus estudios, que al menos el 60 por ciento la población mexicana requería acompañamiento de ese rubro de la medicina.

Pues según estudios de investigadores de países desarrollados y subdesarrollados, una de las enfermedades que ha surgido y es tendencia con el paso de la pandemia, es de carácter mental, derivado del confinamiento, del encierro y la imposición de reglas y leyes propias de las nuevas formas de convivencia y de producir.
Donde extrañamente estas no aplican, es precisamente en algunas autoridades, sobre todo en los actores políticos, que a pesar de que los especialistas han recomendado aislamiento, estos parecen dioses griegos.
En otro orden, el gobernador de Tamaulipas Francisco García Cabeza de Vaca y sus homólogos gobernadores de Acción Nacional se reunieron en la tierra guanajuatense donde hicieron un enérgico pronunciamiento, sobre la emergencia sanitaria lo mismo que en torno a la crisis económica derivada de la enfermedad.

El Gobernador García, subrayó que lamentablemente se han cambiado drásticamente las políticas públicas de parte de la federación. Con la finalidad de frenar las inversiones en energías renovables, ya que pone en riesgo inversiones miles de millones de dólares que se han dejado de invertir. Y por lo mismo, se prevén controversias constitucionales. Anunció un impuesto estatal para las empresas productoras de energías, que utilizan combustóleo.

En este sentido, la Universidad Autónoma de Tamaulipas, desarrollo el seminario denominado “El futuro del sector energético” el cual fue impartido en línea por el Doctor Paul Alejandro Sánchez Campos, analista del sector energético y director general de ombudsman Energía México.

El seminario de referencia fue organizado por la dirección de capacitación de la Secretaría de Vinculación de la UAT, se hizo en las plataformas digitales de Zoom y YouTube, donde el expositor habló sobre las tendencias mundiales, nacionales y estatales y hacia qué dirección va el sector energético.