Vaya tragedia la que ha vivido México en los últimos días. Las lluvias y las inundaciones dejaron escenas devastadoras en varios Estados del país. Veracruz, por ejemplo, enfrenta la situación más grave, 40 municipios afectados, 29 personas fallecidas y 18 desaparecidas. Una cifra que duele, más aún cuando hay quienes aseguran que la tragedia pudo evitarse si Protección Civil hubiera alertado a tiempo a la población. Esa omisión, esa falta de reacción oportuna, es lo que tantas veces convierte una emergencia en catástrofe.
Y aunque el agua no entiende de colores ni partidos políticos, sí deja al descubierto los errores y las omisiones de los gobiernos. Las lluvias no distinguen entre Morena, PAN o PRI, pero evidencian la falta de prevención que por décadas ha sido la constante en México.
La presidenta Claudia Sheinbaum informó que el gobierno cuenta con 19 mil millones de pesos destinados para atender emergencias, de los cuales ya se han usado tres mil en Guerrero y Oaxaca, mientras que la SEDENA desplegó el Plan DN-III-E con más de 7 mil efectivos del Ejército, la Fuerza Aérea y la Guardia Nacional y la Secretaría de Marina implementó el Plan Marina con más de 3 mil elementos.
En Tamaulipas, aunque el daño no ha sido comparable con el de otros Estados, el riesgo sigue presente. El secretario de Recursos Hidráulicos, informó que la cuenca del río Pánuco ya superó niveles críticos y que en los próximos días el agua llegará a la zona conurbada de Tampico, Madero y Altamira. Las autoridades están en alerta, y deberán repetir la estrategia, como lo hicieron hace apenas cuatro meses cuando cientos de familias tuvieron que ser desalojadas en esa misma zona por ese mismo motivo, acción con la que previnieron una tragedia como la que ahora vemos en otras entidades.
Protección Civil juega aquí un papel crucial, y su trabajo debe ir acompañado de planeación, no sólo de reacción. Por eso también es importante que esta coordinación acelere los pasos para terminar de actualizar el Atlas de Riesgo estatal; saber dónde están las zonas vulnerables puede marcar la diferencia entre salvar o perder vidas.
Pero en medio de la tragedia también hay que reconocer lo bueno, la solidaridad de los tamaulipecos. Una vez más, el pueblo se ha volcado para ayudar. El gobierno de Tamaulipas envió más de tres mil despensas a Veracruz, además de apoyo aéreo con alimentos, medicinas y personal médico. Y no es la primera vez; hace un año también se brindó ayuda a Guerrero tras el paso del huracán “John”.
Los centros de acopio en varios municipios siguen activos, ahí se ha visto también la solidaridad del gobierno y de algunos alcaldes, pero sobretodo la empatía que distingue a nuestra gente. Somos un estado solidario, generoso y dispuesto a tender la mano cuando más se necesita y eso ha quedado demostrado una vez más.
Las tragedias también son un medio para revelar los buenos corazones, así que sigamos apoyando por que la emergencia aún no termina.
Que Dios los bendiga, gracias. Leo sus comentarios en mis redes sociales…