Un gran impulso, en término económico, depende de un paquete coordinado de inversión que se complementen entre sí. Cada inversión/política se coordina con inversión/política paralela en otros sectores para que todas sean rentables y viables. Inversiones aisladas no impactan el crecimiento económico.

Importa todo lo que estimula aumento de la demanda; gasto público, inversión, financiamiento, ayuda externa, régimen de impuestos, cambio en el sistema de precios. Coordinación, articulación e inversión, llevan al éxito. Es como un avión al que se exige velocidad, energía, estructura física, peso, tiempo, etc., hacia el objetivo, el despegue.

En el gran impulso, inversión y política aisladas no dan desarrollo económico. El punto de partida es la indivisibilidad. La oferta de bienes y servicios se da a partir de una escala mínima en infraestructura social. Implantar infraestructura energética, de transporte, comunicaciones y utilidad pública exige inversión inicial alta, larga maduración, sujeta a economía de escala, pues el costo medio de producción cae a medida que aumenta la cantidad producida.

La rentabilidad de la inversión en infraestructura se logra si tras de ella viene un conjunto de otras inversiones que la utilizan; estas últimas viables sólo si existe infraestructura. Desbloquear este escenario exige un paquete coordinado de inversión que hace viables las distintas actividades. Se dan en sistemas donde cada innovación crea problemas a ser resueltos y nuevas soluciones que encadenan nuevos y más complejos procesos.

Definir la dirección produce una trayectoria convergente de los múltiples y diferentes actores, sectores e inversión que permite innovación y procesos sinérgicos entre suministros, habilidades, equipamientos, distribuciones, redes, servicios, demandas, patrones, etc.

En el caso de un gran impulso ambiental, la tendencia hacia la sostenibilidad se pone en marcha por política pública clara, coherente y continuada, sin ella, inversión, tasas, regulación, precios y componentes del gran impulso, no siguen trayectoria de innovación. La bio-economía ofrece sentido de dirección y conjunto de política pública clara, coherente y continuada para lograr una trayectoria de innovaciones que lleven a descarbonizar la economía. Cambio en matrices de energía, tecnología y patrones de producción hacia eficiencia energética y fuentes de bajo carbono, llevan a una continuidad del crecimiento. La transición a economía de bajo carbono, se configura beneficio, no costo.

Un gran impulso ambiental contempla opciones de política pública como eliminar subsidios nocivos para el medio ambiente, modificación de los precios relativos para encarecer lo menos sostenible, prestación de servicio público de calidad y búsqueda de soluciones para reducir la contaminación y congestión en las ciudades. Un gran impulso ambiental, es producto de una reorientación coordinada de políticas, inversiones, regulaciones, régimen de impuestos, etc., hacia el crecimiento económico, generación de empleo, desarrollo de cadenas productivas, disminución de la huella ambiental y mantenimiento/recuperación de la capacidad productiva del capital natural.