Las opiniones forman legión:
“El PRI está enterrado”…
“Del PRI sólo quedan despojos”…
“Es un partido en ruinas”…
De esa especie de epitafios políticos, puede usted encontrar cientos de variantes, a cual más tétrica, en cuanto al presente y futuro del partido que por más de 70 años controló a México.
¿Cuánta verdad se esconde en esa percepción generalizada?
Mucha, ciertamente. Pero no toda.
Y me atrevo a aventurar lo que tal vez sea un exceso de imaginación para la mayoría, pero en la opinión de su servidor, como en tantos otros absurdos que brinda la política, todo puede suceder.
Con su permiso.
No sé a ciencia cierta cuál y cuánto sea el control que ejerza el nuevo dirigente nacional priista, Alejandro “Alito” Moreno, en otras geografías del país, pero me queda claro que en la muestra que tengo a la mano, llamada Tamaulipas, es suficiente para que sus enterradores ocasionales reflexionen.
Moreno siempre tuvo y tiene en la bolsa a todos los barones y damas de alcurnia del priismo estatal. No me pregunte cuántos son, sino cuánto tienen en sus manos: Todo.
Tienen todo lo que queda del priismo tamaulipeco. Y como dijo alguna vez Carlos Salinas de Gortari, “no se hagan bolas”. No es poco, pese a lo que se diga a coro.
Si “Alito” tiene un esquema similar al de Tamaulipas en el resto del país o por lo menos en la mayor parte del mismo, la resurrección del tricolor deja de ser un cuento para bobos y se adentra en una expectativa real.
No descansa esta opinión en la fortaleza propia -que no tiene hoy- del PRI. Descansa en sus potenciales aliados. O mejor dicho, en su aliado.
No es un secreto para nadie. El enemigo más peligroso para el partido hoy en el poder federal no es el alicaído Revolucionario Institucional. Es por donde se quiera ver, Acción Nacional. Cualquiera puede pronosticar que será el PAN quien le presentará batalla al sucesor de Andrés Manuel López Obrador.
MORENA necesita desde ahora, le es indispensable, un amigo para esa lucha. No una comparsa como el Partido del Trabajo o lo que fue Encuentro Social. Necesita una estructura que ni siquiera ha podido empezar a construir y quién sabe si le alcanzará el tiempo para hacerlo. Vamos, no hay vuelta de hoja, necesita al PRI.
Pero como dice la voz popular: Aclarando amanece.
Ni en sueños el tricolor puede aspirar a reconquistar por lo menos en el próximo sexenio, la Presidencia de la República. No sería ese el objetivo de la alianza que ya se transparenta entre Regeneración Nacional y el PRI.
No. No es la Presidencia. Son las gubernaturas. Ahí, donde se manejan bajo la mesa las cajas fuertes. Ahí, donde se operan las trincheras de las campañas electorales. Ahí, donde se tejen los compromisos.
Así que no le extrañe a nadie que si en este escenario MORENA no logra consolidar un candidato o candidata apropiados para el cambio sexenal en las entidades, ahí estará el PRI para ofrecerlos, bajo la consigna de que no sea Acción Nacional.
Así, Tamaulipas podría ser un buen laboratorio dentro de tres años.
¿O qué, hay quien aún piense que la posible llegada de Enrique Cárdenas del Avellano al mando priista sería una casualidad?…

UN AMIGO
No pierda de vista el nombre del tamaulipeco Rodolfo González Valderrama.
Es, ya se sabe, el Director del organismo federal denominado Radio, Televisión y Cinematografía, que por lo menos en el papel coordina a los canales 11, 14 y 22, además de la agencia Notimex, Televisión Educativa y al Instituto Mexicano de la Radio (IMER). Sobre él, vale la pena una reflexión.
Es quizás, el colaborador más confiable que tiene AMLO en Tamaulipas. Y usted sabe a dónde ha mandado el Presidente a sus amigos en los estados. Ojo, no me refiero a las gubernaturas…

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