Una bandera de López es la lucha contra la corrupción, que con Peña fue pesadilla: “Casa Blanca”, la docena trágica de gobernadores, la Estafa Maestra, Odebrecht. Estábamos hartos de la corrupción y de su impunidad. López ofreció combatirla por todo medio posible. Tres años antes se creó el Sistema Nacional Anticorrupción (SNA), esfuerzo civil que dio al Estado un instrumento para erradicar sus causas y asegurarse de combatir la corrupción y su impunidad. Pronto fue evidente que la clase política aceptó el Sistema a fuerza. Todos, se dedicaron a obstruir, y lo hacen, a poner en marcha el Sistema y su operación. Eso fue un reclamo a legisladores y gobiernos, federal y estatales; su traición a la ciudadanía por no dar la lucha efectiva contra la corrupción.

La llegada de López hacía esperar un esfuerzo contra de la corrupción sin saberse cómo lo haría, pues las ideas son solo de López. Su determinación parecía real, debería dar resultado, pero su gobierno fracasa por sus parientes recibiendo dinero en sobres, la Casa Gris, o decenas de casos de empresas fantasmas ligadas a Pemex, CFE, Dos Bocas, Tren Maya y, etc.  Fracasa porque recrudeció las peores prácticas que el SNA buscaba elimina, no sólo castigo para quien cometiera delitos de corrupción, también erradicar causas y circunstancias que las permitieran.

Surge el Informe País 2020 sobre el combate a la corrupción en México, del Instituto de Investigación sobre Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción, en la Universidad de Guadalajara al definir la corrupción como “consecuencia de la captura de puestos, presupuestos y decisiones públicas por grupos políticos y/o económicos coludidos, que desvían al Estado de sus propósitos fundamentales”, o, “la apropiación de lo público para uso privado”: este gobierno no hace nada por la lucha contra la corrupción. Es un reporte sobre corrupción y rendición de cuentas, con cientos de miles de datos con conclusiones contundentes: “Que la designación de cargos sigue respondiendo al sistema de botín. Que el Presupuesto de Egresos se manejó sin apego a la ley, opacidad en transferencias presupuestarias, gastos indirectos y adjudicación de contratos. Que el Sistema Transparencia no logró conjurar la cultura de la opacidad. Que la mayoría de los procedimientos de sanción son a asuntos administrativos sin relevancia. Que las instituciones que forman el SNA no cumplen mandatos constitucionales y legales. Que la Política Nacional Anticorrupción no se aplicó. Que la implementación del SNA no correspondió con los fines que se plasmaron en su diseño original”.

Mucho se critica al gobierno por su destrucción institucional y su falta de resultados. De lo anterior se confirma con contundencia, sin dudas, que el gobierno de López se comporta peor que los gobiernos anteriores en la supuesta lucha contra la corrupción y la impunidad. López no ha cumplido. Es el presidente que acumula más poder en los decenios recientes y lo utiliza con fines dictatoriales a su visión de sumar poder y dominar por la destrucción de las instituciones y la vía económica.