El presidente Trump dijo que los aranceles irán subiendo 5% cada mes si el gobierno de México no pone freno a la inmigración irregular en su frontera sur. En plena negociación, hay un concepto del que se habla, el de “tercer país seguro”. El Canciller Ebrard dijo que el gobierno no está dispuesto que México se convierta en tercer país seguro, algo que interesa a Trump.

Tercer país seguro, surge a raíz de la Convención sobre Estatuto de Refugiados que se firmó en Suiza, en 1951: cuando una persona abandona su país para solicitar asilo en otro, este segundo país puede negarse a recibirlo y remitirlo a un tercero que considere puede darle las mismas atenciones. Hay condiciones mínimas que un país debe cumplir para tener esa categoría. La principal es garantizar que los solicitantes de asilo no van a ser retornados a su país de origen, se respeta el principio de “no devolución”. Además, asegurar: el derecho a la vivienda, seguridad social, servicios médicos, empleo y educación, y el derecho a la reunificación familiar, su familia directa puede unírsele.

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, subraya que un país sólo puede transferir la responsabilidad de acogida a otro país, si ambos países tienen sistemas de asilo que cumplan mismos estándares. La aplicación del concepto está sujeta a la premisa de que el solicitante va a ser admitido en el tercer país. Si eso no ocurre, la persona tiene acceso a asilo en su primer país de destino. Ayuda a aliviar la carga de los países que reciben más solicitudes de asilo y redistribuye solicitantes de forma más equitativa entre países, principio que se aplica en la Unión Europea.

Si México fuera designado tercer país seguro, los agentes fronterizos estadounidenses podrían rechazar a las personas que atravesaron el país para pedir asilo en Estados Unidos, en especial procedentes del Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, El Salvador, Honduras) Para los expertos, esta posibilidad no tiene sentido. México no tiene capacidad para ser tercer país seguro, dice Rodolfo Cruz, director del Departamento de Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte. Uno, no tiene infraestructura suficiente para seguir albergando y atendiendo migrantes que ya sometieron su proceso de solicitud de refugio en Estados Unidos y que están del lado mexicano; segundo, México carece de marco legal que sustente el que pueda estar acá por tiempo indefinido.

Hay 10 mil migrantes que solicitaron asilo en Estados Unidos, que están en las ciudades fronterizas mexicanas esperando resolución de sus casos, pero el proceso de definición es largo. Cruz señala que la tasa de rechazo a esas solicitudes de asilo en Estados Unidos es de 85%, significa que estas personas pasarán años de lado mexicano. México cumple con las características de tercer país seguro. Otra objeción para ser país seguro, es el requisito de que se garantice la seguridad del migrante, algo que no se ofrece a los mexicanos. Hay que ser realistas, las ciudades fronterizas son las más inseguras en el país. La tasa de homicidios es elevada, hay mayor riesgo y vulnerabilidad de la población migrante, indica Cruz.

Para el experto de El Colegio de la Frontera Norte, las presiones de Trump sobre México para que aplique mano dura sobre la migración es cuestión electoral. Él inicia una segunda campaña. Algo que le dio buenos resultados cuando le eligieron presidente, fue atacar a México, a los inmigrantes, y por eso es que lo está volviendo a hacer.

La capacidad de detener los flujos migratorios es algo que Estados Unidos debería asumir porque tiene muchos más recursos. No vemos por qué México debe ser responsable de detener el flujo migratorio, concluye.