El día de ayer el periodista Jorge Ramos asistió a la mañanera y le preguntó al presidente acerca de la gran violencia que hay en el país y el manejo de la pandemia en México, a lo que el presidente le contestó con “otros datos” a sus cuestionamientos. Tanto el presidente y Jorge Ramos traían datos correctos, verdaderos, sin embargo, cada quien los interpretaba diferente, y eso ha pasado mucho los últimos años. En la interpretación de los datos nace una lucha por controlar a la opinión pública. El conservadurismo como les llama el presidente, tiende a utilizar esos datos, con sus interpretaciones para luchar contra la 4T, y considero que la lucha que debe de dar la oposición en México no es en interpretación de datos, ni en la narrativa política, sino en el campo de las ideas.
La 4T es un movimiento de ideas abstractas, ideas que no se sostienen más que en la razón pura (“por el bien de todos primero los pobres”, “la corrupción se barre de arriba hacia abajo”) y al ser un movimiento de ideas ha causado que se despierten conciencias en gran parte del pueblo mexicano. Citando a Jenofonte en la “República de los Atenienses” donde hace una crítica a la democracia desde hace más de 2400 años, “¿Qué bien puede proponer para sí o para su pueblo una persona de baja condición?, ellos opinan que la ignorancia, la bajeza y la buena intención de ese hombre les es más ventajosa que la excelencia, la sabiduría y la malevolencia del hombre importante. Realmente, el país no será el mejor con semejantes instituciones, pero la democracia se mantendrá así mejor. En efecto, el pueblo no quiere ser esclavo, aunque el país sea bien gobernado, sino ser libre y mandar; y poco le importa el mal gobierno pues de aquello que tú piensas que no está bien gobernado, el propio pueblo saca fuerzas de ello y es libre. Mas si buscas un buen gobierno, verás primero a los más capacitados establecer leyes; después a las personas importantes reprimiendo a los de baja condición y como consecuencia de estas excelentes medidas muy pronto el pueblo se verá abocado a la esclavitud”.
Los “conservadores o reaccionarios de la 4T” no han entendido que no solo se necesita respuesta política, sino que exige también una intervención teórica; tienen que enfrentar a la 4T en el terreno de las ideas, deben de buscar el “conflicto intelectual”. La 4T está siendo un movimiento que pone patas para arriba a las estructuras del poder tal y como las conocíamos hasta antes del 2018.
Cuando gana el Lic. López Obrador la presidencia del país, destrona una oligarquía (grupo de personas que tenían secuestrado el poder político y económico), y con la llegada de la “verdadera” democracia (poder del pueblo por su etimología), después de derrotar a los oligarcas, no se ha sabido a quién ceder el poder, por eso se cambia la constitución para asumir la responsabilidad de gobernarse a sí mismo; y a tres años de estos cambios el reto que tienen los que gobiernan y el pueblo es que no lleguemos a una oclocracia (cuando la voluntad general es sometida por la voluntad de la muchedumbre que ya no aspira a la justicia ni al bien), sería muy peligroso.
Los ordenes políticos no se fundamentan sobre “abstracciones” y es muy importante subrayar que la oposición, reaccionarios o conservadores tienen que tratar de responder a los cambios sociales que para bien o para mal, ha traído esta revolución de ideas. Por lo tanto, la reacción no puede ser irracional, sino que tienen que aportar argumentos sólidos para enfrentar esos cambios sociales con razones concretas. Los argumentos que aporten los conservadores no pueden ser “ideas espejo”, porque el pueblo siempre erigirá a quien los “despertó”.