Una cosa es la igualdad de derechos independientemente de género, raza y religión y otra considerarse iguales en cuanto a la naturaleza – femenina/masculina. ¿Cómo interpreta una mujer la mentalidad masculina? Un error es crear la expectativa que un hombre piensa como ella, y al ver que la realidad de él es otra, decepcionarse o culparlo. Existe una mecánica que hace que actuemos y hablemos según lo que funciona para nosotros, que no se traduce en que eso mismo que está bien para mí, funcione bien para ti.
Un punto común es que la mujer piensa que el hombre se aísla de sus sentimientos. La mujer se siente feliz en medio de su pecho, como vibración. El hombre, lo siente en su parte superior del pecho, hombros y cuello, que se llenan de energía. La mujer toma decisiones en el amor, desde allí es claro y sencillo: “si te amo y me amas, debemos casarnos o vivir juntos”. Para un hombre es diferente, que ame a una mujer es uno de muchos factores. Para él lo que importa es si la relación encaja con la vida que él imagina, para sus objetivos. Él no espera que ella renuncie a su vida para mezclarse con la suya. Los hombres escuchan lo que las mujeres expresan sobre sus sueños y lo que quieren, y piensan: ¿Podría dárselo? ¿Quiero darle eso? El hombre quiere que cumpla su sueño, pero que no quiera ser la persona que esté allí cuando lo haga. Esto señala cómo la mujer construye castillo de sufrimientos suspendido en el vacío. El no compartir con un hombre un proyecto desespera a una mujer, que lo asocia a falta de amor y compromiso a ella y la relación, en muchos casos lo es, pero lo que destaca no es el hecho, sino las bases en las cuales se mueven pensamientos y necesidades masculinas.
La mujer hace diferentes cosas a la vez y no centra su atención al 100% en algo concreto, la distribuye en centros de interés o acciones. El hombre centra su atención en un resultado y se compromete con ese resultado, se enfoca. Si no logra el objetivo la frustración puede ser grande. Una mujer tiene capacidad de reacción inmediata a la hora de encontrar recursos y soluciones. Una pareja tiene una cita. Él está centrado en llegar al restaurante y tener buena cena. Ella piensa que él no habla con ella porque no le gusta, y no es así, solo trata de asegurar una buena velada. Ya en el restaurante, él está listo para hablar. ¿Cuál es el estado de ánimo de la mujer? El hombre busca feminidad para equilibrar su masculinidad. Necesita esas cualidades que no encuentra en sí mismo o en sus amigos. También busca alguien que se preocupe por él, a quien le importe y que le preste atención. Un hombre recibe consuelo incomparable cuando siente que una mujer cree en él. Si una mujer le transmite que cree en él y que puede hacer algo, el hombre se sentirá capaz de hacerlo, se sentirá más valiente.
Un hombre no deja de buscar esa lealtad tan fuerte que puede tener con un amigo. Cuando un hombre se compromete con una persona, compra el paquete. Si alguien critica a su amigo, dice: “Así es como es”. Él acepta esa amistad o socio de negocios o esposa o novia de todas las formas en que ella es, o de todas las formas en que no lo es. La mujer no siente lo mismo. Acepta por fases, tramos, situaciones, partes, y lo que no acepta pretende cambiarlo, error. No es cambiar al otro según mí idea, es decidir hasta qué punto se está dispuesta a meterse en un molde donde coexiste una realidad diferente a la mía. Trabajar armonía y aprender de la diversidad y querer construir algo con ello, eso es. Implica tomar conciencia de si ese molde es el correcto o se necesita uno diferente.
Una mujer encaja mejor la crítica. Activa su multipantalla y busca soluciones ante lo que escucha. A través de la crítica es posible que cambie. A un hombre la crítica le hace sentir no aceptado y le aleja. Le hace pensar que debe distanciarse, ser menos generoso e involucrarse menos. Cuando la persona cambia es resultado de un proceso compartido. Tiene efecto y resonancia interior en todas las personas que participan directa o indirectamente, consciente o inconscientemente en el proceso.
Un mito es que los hombres rehúyen o tienen miedo a la mujer exitosa. El punto no es el éxito, es la actitud que expresa, ¿para qué necesito un hombre? El hombre lógico, dice: ¿para qué me acerco o busco una relación si no me necesita?, y si se acerca, lo hará por motivos menos profundos, no inválidos o criticables. La mujer no es culpable de desear éxito, ser independiente y sentir que no necesita nada para lograr sus objetivos. Hay que hacer el ejercicio de preguntarnos, ¿qué transmitimos para que nos ocurra una u otra cosa?, pero nos quejamos o victimizamos buscando porqué nos pasa eso o lo otro, porqué nos tratan de una manera u otra, porqué acabamos con personas que nos hacen esto o lo otro.
Una necesidad imprescindible del hombre es que la mujer responda a su alegría. Le encanta verla sonreír, compartir juego y diversión. La mujer tiende a tomarse las cosas con seriedad. En la playa, ¿quién hace castillos de arena con los niños o se da chapuzones con ellos? El padre. ¿Quién clama, cuidado, no vayas por allí, sal del agua, es hora de comer? La madre. Es un vigilante de todo detalle responsable de todos.
Aunque vivimos un mundo cultural de machismo, es esencial no caer en el error de cargar al hombre el peso de siglos de esa cultura. Hay que recordar que nadie es mejor que nadie. Que el hombre tiene características y capacidades que una mujer no conoce ni posee, y que necesita para evolucionar. Por esto se nos creó diferentes. para ser socios. Nos necesitamos todos, del género que seamos, nos guste o nos atraiga quien sea. No hay nada ni nadie en este mundo que no tenga función, lugar y misión. No existiría evolución si no fuera así.