Afortunadamente para casi todos, concluye ya el bombardeo de que fuimos objeto los mexicanos en todos los medios posibles de comunicación masiva, principalmente los electrónicos. Las campañas políticas llegan a su fin, y se abre un espacio de reflexión para que cada uno de nosotros, los que estamos habilitados para ejercer nuestro derecho a elegir, pensemos y decidamos a quien daremos nuestra confianza en forma de cruz en la respectiva boleta electoral.

Esto aplica para presidente de la República, senadores, diputados federales y diputados locales, así como alcaldes en prácticamente todo el territorio nacional.

Hemos visto también una encarnizada y desigual como deshonesta lucha en redes sociales, que siguieron avalando su condición de lavaderos cibernéticos, donde se ventilaron mil y un chismes, se inventaron noticias de todos los candidatos y se difamó sin ton ni son, sin limitante y sin una ley que pueda evitar todo ese embrollo que vivimos.

Pero, afortunadamente, todo tiene sus límites, y ya los señores candidatos estarán descansando en sus comités de campaña u hogares, y nosotros también descansaremos de spots, entrevistas, panfletos, pasquines y todo tipo de manifestaciones donde nos los pintaron como supermanes, como magos, como enemigos de lo malo, pero también como engendros, ladrones, vivales, tramposos, vividores y muchas lindezas más.

En algunos, los aspectos negativos sobresalen, y en otros los positivos, es decir, que de todo hay, como siempre sucede en grupos sociales donde el ser humano es el principal protagonista.

Y esta etapa que inicia debe ser muy bien aprovechada por todos nosotros, aunque se nos antoja difícil que alguien que tenga una preferencia por persona o partido político a estas alturas cambie, pero no debe asustarnos el hecho de que suceda.

Las encuestas que hemos visto publicadas por semanas nos dicen que tal o cual va arriba o abajo por tantos puntos de diferencia, pero ahora estaremos esperando la gran encuesta, la gran sumatoria de todo, y la gran solución a un tiempo que más que de campaña fue de promoción de la descalificación de los contrincantes políticos y sociales.

Llegó el tiempo de pensar en qué nos convenció y qué no; es la hora en que tomemos el papel más serio como ciudadanos y elijamos a los que nos gobernarán, con la tranquilidad y madurez necesarias, pensando que México necesita realmente un gobierno que nos ayude a solventar tantas crisis de toda índole que vivimos.

Los ciudadanos no alcanzamos a comprender la inundación mediática que hicieron los partidos y candidatos: cada momento en alguna forma de comunicación masiva nos dijeron lo que quisieron, pero finalmente, ya ha acabado el término legal para tal efecto, y veremos la tranquilidad retornar a nuestro medio ambiente.

No hay que dejar las cosas a medias, y es importante recordar que se requiere necesariamente de una reflexión adecuada, acompañada de una enorme dosis de tolerancia hacia los demás. Recordemos, en el caso de la presidencia, hay cuatro opciones, y seguramente usted descalificará tres para apoyar a una sola: tan respetable es su decisión como la del vecino que apoya otra causa, candidato o partidos políticos.

Tratemos de no hacer una carnicería política en la ciudadanía, y enmendar esos grandes errores cometidos durante el tiempo de campaña en donde algunos también perdimos “amigos” que se indignaron porque pensamos en forma distinta.

Ya viene la gran encuesta, la elección, la hora de decidir, así que la invitación es para que tengamos una buena reflexión y una acertada decisión, así como un profundo respeto por los resultados que se obtengan conforme a la ley.

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