La Inversión Extranjera Directa la busca con ansiedad cualesquier gobierno para abrir fuentes de empleo directo e indirecto, crecer en la economía, mejorar sus finanzas, contar con fortaleza para enfrentar las maniobras especuladoras de los inversionistas financieros que buscan ganar sin producir, enriquecerse con el despojo financiero a naciones con economías débiles y gobiernos negligentes o cómplices. La IED transformó al Bajío mexicano creando un polo de desarrollo con inversión nacional importante.
En 2016 el flujo de Inversión Extranjera Directa fue 1,7 billones de dólares, valor mayor que registrado entre 2008 y 2014, sin embargo menor 2% respecto a 2015. Las economías desarrolladas retoman el orden, recibieron 59% de IED (aumento de 5%); las economías en desarrollo recibieron 37% (caída de 14%) Asia y África registran caída de 15% y 3%.
Con aumento sostenido de su inversión en el exterior y por compras de la Unión Europea y Estados Unidos, China es el segundo origen de IED, tras Estados Unidos. La estrategia de salir al exterior consolidó a China, lo que dificulta el arribo de inversiones a América Latina y el Caribe que han caído llegando a nivel similar al de hace seis años. Aun así, el coeficiente entre IED y producto interno bruto es 3.6%; el promedio global es 2.5%, lo que muestra que las transnacionales son vitales en las economías de la región.
Brasil es el principal receptor (47%), las inversiones aumentaron 6%. En México, la IED cayó 8%, aunque fue el segundo país receptor (19%) Colombia creció 16%, tercera economía con 8% de IED por compras en el sector energético e inversión en servicios. Excepto Paraguay, en los demás países de América del Sur llegó menos inversión. Chile fue el cuarto país receptor a pesar de una caída de 40%. En Centroamérica, Panamá concentró 44% de la IED de la subregión, cuarto año consecutivo de aumento (16%) Costa Rica recibió 27% y aumentó 1%. En el Caribe, República Dominicana recibió 49% de la IED de la subregión, creció 9%. Jamaica se ubicó en segundo lugar con 16% y una caída del 15%.
Finalizado el auge de precios del recurso natural, cayó el flujo hacia la extracción. La IED es 13% del total 2010. Manufacturas y servicios aumentó 40% y 47%. Las inversiones se concentran en energía renovable, telecomunicaciones e industria automotriz, la región participó con 17%, 21% y 20% del total mundial. Por segundo año la energía renovable es favorecida; recibió 18% del total. Un tercio de esta inversión se dirigió a Chile, otro tercio a México.
73% de la IED ingresó de Estados Unidos y la Unión Europea con 20% y 53%. Países Bajos, 12% y Luxemburgo, 8%; ambos usados por transnacionales para operar, por lo que no es claro el origen de los fondos. España invirtió 8%, Canadá y Reino Unido, 5% c/u, Alemania, Italia y Francia, 4% c/u y Japón, 3%.
Además de registrar menos inversiones, 2016 fue un año débil para las empresas translatinas. La salida al exterior de IED de América Latina y el Caribe disminuyó 47%, fue 25.567 millones de dólares, sólo Argentina y Colombia mantuvieron su nivel de inversión en el extranjero. El flujo mundial de IED se estancó, aunque se mantuvo elevado. Los países desarrollados volvieron a cobrar protagonismo que en años previos se había debilitado. Países y regiones en desarrollo beneficiados del período de auge de los precios de los recursos naturales, como sucedió en México con los precios del petróleo, registraron caídas de sus entradas de IED lo que afecta de manera negativa y directa la economía de las familias y en general provoca depreciación de su moneda e inflación que al encarecer los precios al consumidor devasta los salarios.