Cómo cambiar tu mente es el título del libro de Michael Pollan, así como de su versióndocumental en Netflix, sobre un tema ciertamente polémico y sobre el que prevalece una mezcla de desconocimiento y prejuicio: el uso y efecto, en un ambiente controlado y vigilado por expertos, de ciertas sustancias como la mescalina (peyote); LSD (del alemán Lysergsäure-Diethylamid o dietilamida de ácido lisérgico); psilocibina, que son los hongos de María Sabina y MDMA, metilendioximetanfetamina, conocido como éxtasis, para tratar adicciones, ansiedad, depresión y otros padecimientos, así como para generar nuevas conexiones neuronales que permitan al paciente abordar problemas emocionales desde una perspectiva diferente y, en su caso, superarlos. Relacionado frecuentemente con lo anterior está el término psicodelia, un neologismo acuñado en 1956-57 derivado del griego quesignifica “manifestación del alma”.
Antes de entrar en materia, habría que empezar por recordar que, aunque el Presidente Lázaro Cárdenas legalizó el uso de ciertas drogas en México, lamentablemente tuvo que ceder a la presión del gigante norteamericano, que salía de la crisis de la prohibición del alcohol. En aquel entonces, el doctor mexicano Leopoldo Salazar Viniegra había realizado varias investigaciones que le permitieron demostrar la efectividad de tratamientos médicos con uso de ciertas drogas, lo cual daba sustento a la política de legalización de Cárdenas.
En mi caso, desconocía esta información, a la cual tuve acceso gracias a la excelente exposición que recientemente brindó la Dra. Catalina Pérez Correa en “Reflexiones sobre la política de drogas y su impacto en la seguridad nacional”, como parte del programa de conferencias magistrales para el Servicio de Carrera de la Cámara de Diputados. El Dr. Salazar Viniegra, desde la Dirección del Departamento de Salubridad durante el gobierno del General Lázaro Cárdenas, y a partir de estudios científicos y de su experiencia como titular del Hospital de Toxicómanos, impulsó un enfoque totalmente distinto al que prevalecía en el resto del mundo. En Estados Unidos se orquestó una campaña internacional de desprestigio en contra del Dr. Salazar Viniegra, impidiendo el discurso que debía dar en la Liga de las Naciones, en julio de 1939. La presión sobre el gobierno fue intensa y los esfuerzos por dialogar con Washington no prosperaron.
Pollan relata que precisamente por esas fechas, en 1938, el Doctor Albert Hofmannsintetizó por primera vez el LSD. Hofmann trabajaba en la compañía farmacéutica suizaSandoz Laboratories, encargado de aislar compuestos en plantas medicinales. Desarrollóuna investigación que le permitió “descubrir” el LSD. A pesar de haberla probado y vivir ciertas experiencias alucinógenas, decidieron que no tenía uso comercial y prácticamente la desecharon. Sin embargo, varios doctores llevaron a cabo investigaciones en las cuales, en escenarios controlados y sin excluir la posibilidad de detonar padecimientos en circunstancias determinadas, se comprobaron beneficios en el tratamiento para personas con problemas de adicción, ansiedad o depresión, y que con una sola toma, bastaba para cambiar la mente del paciente. El advenimiento del LSD puede ser relacionado a la revolución en la ciencia del cerebro que empezó en los años cincuenta.
Respecto de los hongos productores naturalmente de la psilocibina, incluyendo la especie Psilocybe, Pollan cuenta a grandes rasgos la historia de María Sabina, la sabia de los hongos a los que cariñosamente llamaba “niños santos”. En el año 1955, el banqueronorteamericano Gordon Wasson, micólogo amateur y obsesionado por los hongos en general, llega a Oaxaca para experimentar su consumo con ayuda de Sabina; dos años después de volver a los Estados Unidos publica, en la revista Life, un recuento de su experiencia con los hongos que “causan visiones extrañas”; justo cuando el movimiento hippie está por estallar y así cientos de norteamericanos invaden Huautla de Jiménez,Oaxaca, el pueblo de María Sabina, a quiénes sus vecinos terminan repudiando por considerar que comercializó uno de sus rituales más sagrados. Tanto Pollan como la Dra. Pérez Correa coinciden en que los hongos de dicha especie prácticamente se dan en todo el mundo en condiciones bastante sencillas, es decir, Gordon Wasson podría no haber venido a Oaxaca a cambiar radicalmente el mundo de Sabina.
Para los años sesenta, se propagó masivamente el consumo recreativo de drogas en Estados Unidos, lo cual, combinado con el movimiento hippie y la guerra en Vietnam, provocó que el gobierno norteamericano se inclinara por la prohibición en general de las drogas, a pesar de conocer el beneficio de estas, en un ambiente controlado y con un experto en la materia. Es así como, hacia mediados de los años setenta, Estados Unidos prohibió no sólo el consumo sino incluso la investigación de sus efectos, cerrando toda posibilidad de avanzar en la generación de conocimiento en esta materia, que en este siglo ha causado decenas de miles de muertes y desapariciones en México, como resultado de la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
En lo que se refiere a la mescalina –peyote-, la cuestión es más compleja y grave, pues se trata de una especie que sólo crece en el norte de México y el sur de los Estados Unidos y, como sabemos, forma parte de un ritual sagrado de las culturas originarias de dicha zona. Lamentablemente, dada la obsesión por nuevas experiencias, hordas de pseudochamanes viajan diariamente para “cosechar” el cactus sagrado, el cual tarda 15 años en crecer al tamaño ideal para su consumo, por lo que se encuentra amenazado, considerado comoespecie en peligro de extinción y actualmente sujeto a protección especial.
Tanto la psilocibina como la mescalina tienen efectos relativamente similares al LSD. Por fortuna, los Estados Unidos recientemente han levantado la prohibición para investigar el uso de ciertas drogas en beneficio de la salud mental, gracias a lo cual, hoy existen algunas clínicas en nuestro vecino país del norte, así como en Suiza, que desarrollan exitosos (y ¡cortos!) tratamientos para las adicciones y la depresión.
Como bien mencionó la Dra. Pérez Correa, “la prohibición de las drogas no ha disminuido su consumo, al contrario, hoy los Estados Unidos vive una grave crisis: mueren 2 personas diario por sobredosis de fentanilo, lo óptimo sería legalizar ciertas drogas, a fin de regular su producción, su calidad y controlar su consumo y, por otra parte, lo que sí ha generado dicha prohibición es una escalada de violencia en México”.
Conclusión: Al generar las condiciones para contar con mayor conocimiento sobre los efectos de ciertas drogas en beneficio de quiénes padecen adicciones, depresión y otros problemas de salud mental, los gobiernos, en todos los países, contarán con más y mejor información para diseñar una política pública efectiva que no sólo afecte positivamente la salud de los pacientes, sino también su entorno, al reducir la violencia asociada a la producción de drogas.
*La autora es Secretaria General de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión