Cierto es que vivimos tiempos en que la violencia es pan de todos los días. Basta prender un televisor o dar una vista a las redes sociales, a diarios electrónicos o la radio y darnos cuenta que estamos mal como sociedad, y que si no es la violencia, no entendemos otra forma de razonar.
Un ejemplo es lo que sucedió con los alcaldes que fueron a exigir una audiencia a Palacio Nacional y salieron gaseados. Trate usted de ir con Xicoténcatl a tocarle la puerta, y no tardan ni diez segundos sus guaruras y lo sacan a empellones, si bien le va, de Palacio, o en un susto hasta lo desaparecen. Para quien lea y no sea tamaulipeco, Xicoténcatl es un individuo que cobra como alcalde y pasa sus días entre la zumba y la ineficiencia, y nada más no entrega resultados a sus gobernados.
Vemos marchas en Bolivia, Chila, México, y ahora en Europa por todo cuanto se ocurre, pero lo grave no son las marchas, sino la violencia que propician grupos de desquiciados, -infiltrados, dice la 4T-, cuando suponemos, sin confirmar, que son grupos de vándalos que gustan de hacer desmanes por todo, y donde sea: van a cualquier mitin a echar a perder las protestas ciudadanas. Lo hemos vivido. Pero lo que no se vale es abusar de quien no tiene conciencia total.
Es un acto denigrante que se debe castigar con más rigor, suponemos. Los niños de cualquier edad que son objeto de maltrato por parte de sus familiares, maestros, compañeros, vecinos y por una sociedad que gusta de hacer bulling a los que se prestan para ello, sin importar las graves secuelas que dejan en sus mentes. Y es donde cobra importancia el trabajo que en forma conjunta puedan desarrollar autoridades de toda índole con grupos sociales.
Digno de admiración es el esfuerzo que lleva a cabo el Sistema DIF Tamaulipas en la Facultad de Comercio de Nuevo Laredo, perteneciente a nuestra querida Universidad Autónoma de Tamaulipas, para llevar a cabo un importantísimo taller para tener elementos que ayuden a detectar el abuso sexual en menores.
Desgraciadamente se ha disparado la cifra de casos en que los chicos son objeto de abuso sexual, y una de las principales armas de estos seres que no tienen un ápice de moral o conciencia son las amenazas: los pequeños los ven grandes, fuertes, poderosos, abominables, que no denuncian a tiempo, y las secuelas surgen años después.
En este caso, fueron beneficiados funcionarios del DIF de los sistemas de la frontera norte, donde se puso de manifiesto el interés del gobierno de Tamaulipas por enfrentar y buscar aliviar el problema tan impactante en la sociedad en que vivimos.
El taller se lleva a cabo en seis regiones tamaulipecas, de forma tal que se pueda dar cobertura y atención en los 43 municipios, t lo imparten expertos en los temas que ahí se tratan.
Están dirigidos a detectar aspectos importantes que se reflejan cuando hay situaciones de esta naturaleza, y la forma en que pueden prevenirse, que constituyen el elemento principal: la importancia de detectar a virtuales abusadores y evitar que cometan sus delitos en nuestros niños.
Suponemos que un número significativo de quienes conforman la estructura de los sistemas municipales del DIF, así como autoridades de todo nivel y sociedad en conjunto debemos enfrentar esta situación.
Si usted conoce de alguien que sufrió abuso sexual en su infancia, sabrá lo que decimos, y seguramente se unirá en esta cruzada en favor de los que conformarán el futuro de nuestra entidad.
El abuso sexual deja secuelas que nunca se curan, que quedan como cicatrices, de ahí la importancia de tener elementos que nos permitan detectar, prevenir y evitar conductas antisociales, más, dirigidas a lo más débil de nuestras familias: los niños.
Es hora de unir esfuerzos todos y luchar contra este grave problema: que no crezca, que disminuya: que se castigue a esos infelices, a todos.
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