El presidente Peña Nieto concluyó su administración convertido en caricatura de presidente, el presidente López aun no cumple el primer año de administración y ya es caricatura de grupos de poder a los que debe someter con facilidad pues tiene todos los elementos de su lado para hacerlo, la fuerza armada, el Poder Legislativo y 30 millones de mexicanos que estiran la mano y reciben dinero.
De “el respeto al derecho ajeno es la paz, de Juárez a la doctrina Estrada que se manifiesta en contra de que los países decidan si un gobierno extranjero es legítimo o ilegítimo, especialmente si proviene de movimientos revolucionarios, caímos a un estatus de no represión, no sanción, no hay culpables actuales de lo malo, hay eternos culpables fuera del gobierno, los gobiernos anteriores, que por supuesto también alcanzan el perdón divencial del presidente López, total, un anarquismo y caos es lo que provoca la doctrina López.
Aunque por supuesto que el presidente López juega con “dados cargados”, por ejemplo, se cargó a la traidora Rosario Robles, al Juez que otorgó amparo para detener la construcción del aeropuerto en Santa Lucía se le destituyó, a la Suprema Corte se le desmembró, y a la Comisión Nacional de Derechos Humanos se le pondrá capitán por decisión del Senado dominado por MORENA. El presidente López es anarquista, hay que destruir todo pues está corrompido para construir de nuevo, “hágase el diluvio para recomponer a la humanidad”, actitud que niega de fondo y de forma el cambio que anhela la sociedad; mejorar lo que existe y sacar la corrupción como manera social de vivir, no destruir.
La divinidad es tan vieja como la humanidad, el sentirse divino también lo es. El faraón en turno buscaba superar al faraón fallecido construyendo pirámides cada vez más grandes y más ornamentadas. Alejandro Magno fue la mano humana que derrotó a la divinidad que encarnaba Darío. Este sentirse ser divino encarnado lleva a pensar al presidente López que bastaba ponerse la banda presidencial al pecho y los problemas de México se acabarían por acto divino, la violencia se detendría, la corrupción acabaría, las familias serían de nuevo amorosas y felices, perfectas, por tanto, los niños contentos aprenderían bajo el liderazgo transformador de López con maestros populares y reivindicados, inspirados por la divinidad.
Por eso lo más que puede plantear ante la violencia y la criminalidad son palabras divinas, fuchi y guácala al crimen, él espera que con su palabra de iluminado, los malvados se conviertan, y los milagros fallidos y el gobierno fallido está llevando a una situación de efervescencia política y social que aunque no se manifiesta, se evidenciará con la crisis económica que arrasará con el escaso bienestar de los servicios públicos como salud y educación y con la economía familiar en 2020-21, de aquí, al brotar de grupos armados rebeldes al desgobierno hay dos años de plazo, cuando mucho.
Para desgracia nacional no hay bastiones de defensa ni de contrapeso político, la población está en abandono absoluto pues mientras López agandalla el poder sin usarlo, el resto de actores políticos están inmóviles ante la aplanadora presidencial.
Un resentido social soporta todo, más pobreza, más vejación, más violencia, con tal de ver a los demás en su misma situación, así lo ve López, así piensa el presidente López, cuidado México.
México está en abandono político internacional; ni capitalistas ni socialistas pelan a López pues no aprecian política definida, aprecian miedo y caos como efecto, y a ningún país le interesa un aliado político cobarde, aunque tenga petróleo. Lástima que López no viva la frase, “me quiebro, pero no me doblo” pues se la vive doblado, es un presidente que habla día a día, sin actuar, la caricatura presidencial es la que se manifiesta.