¿Puede el capitalismo sobrevivir?”, se preguntó a Joseph Schumpeter. No creo, dijo el economista austriaco. Lo que llevará al fin del capitalismo es su propio éxito. Fue ministro de Economía en el gobierno socialista de Austria en 1919. Fue profesor y trabajó como banquero de inversiones. En Estados Unidos casó con la historiadora de economía, Elizabeth Boody. Ella compiló y preparó sus escritos sobre historia del pensamiento económico, publicados póstumamente en la ‘Historia del Análisis Económico”.

El capitalismo destruye empresas poco creativas y competitivas. El proceso de acumulación de capital las lleva a competir entre ellas y a innovar y sobreviven las más potentes. Esa dinámica hace que los empresarios no se relajen. Es una lección dura de aceptar, particularmente para personas exitosas. A diario aparecen nuevos productos que vuelven obsoletos los vigentes. Es un proceso continuo de mejora, es la característica del capitalismo. La dinámica empresarial lleva a que la única forma de zafarse de la competencia que hace siempre tener nervios y músculos en tensión es a través de intentos de reducción de costes, lo cual requiere procesos de innovación en la producción, o diseño de productos nuevos, preferidos por los consumidores, en comparación con los anteriores.

Un ejemplo que Schumpeter usó para explicar su teoría fue las medias de mujer. A principios del siglo XX, las mujeres de clase alta las podían comprar. Luego de la Segunda Guerra Mundial se volvieron accesibles a consumidoras de diferentes grupos sociales. Hacer algo accesible para todos lleva a que la mentalidad socialista se introduzca por los poros del sistema capitalista y frene su característica esencial, la competencia entre productores. Al apaciguar la competencia y querer la igualdad en el acceso a productos, porque el capitalismo llevó a esa igualdad, el capitalismo llegará a su fin. El capitalismo lleva a la producción en masa, la producción en masa a riqueza extraordinaria que se difunde entre parte muy importante de la población y eso hace que el ansia por la igualdad sea mayor. El auto, pasó de ser un producto que podía adquirir una élite, al alcance de millones de personas.

El capitalismo es un sistema que a nivel productivo es progresivo, tiene el problema de que la acumulación de capital lo lleva a competir incesantemente, obliga a una guerra por innovar, por los mercados, nuevos productos, genera vendaval que da lugar a gran crecimiento económico. Schumpeter reforzó la teoría de ciclos económicos como evolución del capitalismo, una montaña rusa, subir y bajar. Ciclos que surgen de innovación tecnológica y financiera, que provocan momentos de auge, luego estabilización y luego depresión o recesión.

Schumpeter ve el capitalismo un proceso de crecimiento volátil, afecta desempleo y pensiones. La razón es que la innovación y el espíritu emprendedor florece en el mundo sin precedentes, excepto donde rechazan el capitalismo. La destrucción creativa puede ocurrir en una compañía innovadora grande (Toyota, GE, Microsoft)

Esa competencia empresarial no siempre trata de dominar el mercado con un producto sino con una idea, un tipo o modelo de negocio. En la destrucción creativa, los innovadores y emprendedores son los protagonistas. Un ejemplo es cómo la industria tecnológica y sus gigantes, Google y Microsoft desplazan un sector que, por 50 años era de los principales: el automotriz. Si uno ve la cotización bursátil, las empresas tecnológicas son las importantes y son estadounidenses.

El sistema traspasa barreras impensables: si se industrializa un país aumenta el empleo, pero se deteriora el medio ambiente. Tenemos contexto macroeconómico: paraísos fiscales, fondos de inversión especulativos, excesivo endeudamiento de las naciones. Quizás el modelo económico actual esté agotado y necesitamos nuevas innovaciones tecnológicas y financieras. Quizás un ciclo está chocando con otro, como unas placas tectónicas.