No todo está en ejecutar un pensamiento. Una idea debe ser tomada en cuenta y apoyada, pero ¿si la hacen a un lado?, ¿es pésima o es la forma en que se presenta, la forma en que se comunica? El uso de ciertas palabras y frases hace que la mejor propuesta suene insignificante. Palabras que se debe evitar si al proponer un encuentro, un trato, una idea, incluso, algún tipo de relación interpersonal.
Calificadores: Creo. Supongo. No sé. Puede ser. Podría. Probablemente. No usar ningún tipo de idea negativa. Sé defensor de tu propuesta, no cavador de su tumba. En vez de decir “No sé si te parece esto, pero creo que es algo que podría resultar bueno”, es mejor, “esta solución resultará muy bien en…”
Preguntas: No finalices una frase con: ¿No lo es? ¿No crees? ¿Tiene sentido para ti? Creo que esta idea podría funcionar, ¿no te parece? Estas preguntas sugieren incertidumbre. Si se busca comprobar lo que otros piensan al respecto, pregunta directamente e incentiva comentarios luego de presentarla, ¿Alguien tiene alguna pregunta/comentario?
Palabras de relleno: Es como. De hecho. Más o menos. Sólo. No decir enunciados así: “Yo, este… tenía esta idea que creo que puede ser más o menos, mm…, buena. Podría encajar en nuestro presupuesto”. Usar esas palabras hace que hable un niño, no un adulto con valiosas propuestas. Di: “Esta solución encajará en nuestro presupuesto si tomamos estas acciones…”
Palabras que debilitan: No soy experto, pero…No estoy seguro, pero…Es sólo una idea loca, pero…Sólo pensé que…No minimizar la importancia de tus declaraciones. Comienza con fuerza y solidez, no con defectos y tropiezos.
Palabras que sugieren deshonestidad: En verdad. Para ser honesto. Con toda honestidad. “ A decir verdad, creo que esta idea va a resolver el problema. Utiliza estas frases y no te sorprendas si la gente cuestiona la veracidad de tus palabras.
Hacer una pregunta en lugar de una declaración: ¿Cuándo crees que deberíamos…? ¿Qué crees que deberíamos hacer al respecto…? Si quieres algo, dilo. No hagas una pregunta que demuestre inseguridad.
Es difícil cambiar nuestro patrón en el habla pues no estamos conscientes de cómo nos expresamos. Es difícil, no imposible. Mucho de lo que logramos es gracias a nuestra capacidad para expresarnos verbal y corporalmente. Cuando el fundador de Dropbox describió su proyecto a un inversor, éste dijo: ‘hay muchas compañías haciendo lo mismo, ¿por qué habría de invertir en una igual?’ Drew contestó: ‘sí, hay muchas similares. ¿Usted utiliza alguna? ‘No, porque son malas’, respondió el inversor. Houston contestó: Eso es lo que Dropbox quiere solucionar. La moraleja es preguntar a tus potenciales clientes sobre tu idea para ver qué tan viable es; aunque lo significativo es que no importa si una idea ya existe, siempre y cuando se pueda mejorar.
Las personas tenemos ideas todo el tiempo, lo que cuenta es la capacidad de implementar esa idea de forma exitosa (escalable) en un mercado o problema que demanda una solución. Louis Leone, emprendedor, cree que es mejor que ‘tomes’ una idea y la ejecutes mejor que los demás. Así que, si te preocupa el hecho de que la idea exista o no, no te enfocas en un problema, sino en la vanidad de ser ‘original’.
¿Existe la originalidad o es adaptabilidad? Las ideas pertenecen a varias categorías:
Ideas que existen, mejores que las actuales. Es vender ratonera: el mercado existe, sólo hay que convencer a la gente de que la tuya es más barata y más eficaz. Ideas muy buenas que no tienen mercado: iPod, iWatch. ¿Resuelven una necesidad vital? No, parten de una necesidad creada a partir de otros productos o servicios.
Ideas que necesitan plan de marketing: Nuevas religiones o sectas, filosofías, plan de pérdida de peso o cualquier tipo de movimiento que para ser sostenible requiera de la venta de productos (merchandise, guías, libros, ropa)
Ideas disruptivas: Hacer lo mismo de forma radical. Nuevo material de construcción o nueva técnica para cualquier cosa: casas en forma de cápsula; cumplen con la misma función, sólo que se transportan y son ecológicas.
Invenciones: Verdadera originalidad. Sinergia inteligente de tecnología existente. Cada una se beneficia de la otra y suelen ser difíciles de vender o de creer: foco, computadoras, teléfono, todos inventos en sus tiempos, resultados de técnicas, tecnología, mentes maestras y años de búsqueda.
No importa si una idea ya existe, siempre que se pueda mejorar. La idea por sí misma no vale, lo que cuenta es la capacidad de implementarla de forma exitosa. Lo que queda es dejar a un lado el frenético deseo de ser el primero y trabajar de modo que solucionen un problema, necesidad o se adapten a nuevo estilo de vida.