Intensa semana se vivió en Tamaulipas con el desarrollo de Beryl, grande fue la preocupación, al convertirse en huracán categoría 5 a menos de las 48 horas de su nacimiento.

Arrasó con islas pequeñas al entrar al caribe y causo muchos daños en Jamaica, hasta antes de entrar a tierra en Quintana Roo levaba acumulados 12 fallecidos por sus efectos, y hasta hoy sábado no se conoce de víctimas mortales en nuestro país.

Las medidas de prevención en el país fueron las adecuadas y la educación de las redes dio poco espacio a los agoreros del desastre, por lo que las paginas amarillistas ya casi desaparecen, la ciudadanía poco a poco está consultando en las páginas oficiales y ahora si no hubo interpretaciones erróneas con los boletines del National Hurricane Center de Miami.

Los errores de interpretación de la Tormenta Tropical Alberto no se presentaron en esta ocasión, y hasta el mediodía de este sábado 6 de julio, todavía no se sabe con exactitud a donde se dirige.

Aunque el Cono de incertidumbre ya no está localizado en México, si lo está en Texas y mientras la tormenta no se convierta en huracán de Nuevo, es difícil saber su trayectoria definitiva, pues incluso en las posibilidades hay una escasa de que ya en tierra, se regrese a depositar sus aguas a territorio mexicano.

Algo que los habitantes de la frontera ansían, pues las presas menos favorecidas con Alberto fueron precisamente las de la faja fronteriza con lo Estados Unidos.

Hay quienes se sienten frustrados porque no culminó en México, sin embargo, debemos de reconocer que las proyecciones del NHC se basan en rutas de tormentas anteriores y en las condiciones del clima, el cual puede cambiar de un momento a otro, así que hasta que no desvanezca, sabremos realmente cual fue su destino.

Hoy sabemos que los ciclos de agua en el país son de entre 6 y 10 años, entendemos que la sequía se presenta, pero no aprendemos a ahorrar el vital líquido, pareciera que las presas llenas representan para la población la posibilidad de no escatimar en el consumo.

Y a vendrán otros huracanes, pero sin duda, los gobiernos deben de retomar las campañas antiguas de cuidado del agua, del ahorro del vital líquido y fortalecer desde las escuelas el manejo adecuado del elemento.

Si no se hace así, en menos tiempo tenderemos otra vez problemas de abasto, crisis de producción y tandeos de agua.

La única manera de evitarlo en el futuro es con educación, el cuidado del vital líquido solo se logra con convencimiento y desde luego también con el abatimiento de la corrupción, pues gran culpa del desabasto se debe a la ambición de políticos apátridas.

Los cambios de gobierno, deben de servir para mejorar en lo posible la calidad de los funcionarios que ocupan cargo en los servicios públicos, pues es ahí donde se demuestra el verdadero compromiso con la ciudadanía, ejercer un cargo público en un privilegio y una oportunidad para regresar al gobierno un poco de lo mucho que nos ha dado.

Lamentablemente parece perderse esa voluntad, cuando son otros intereses los que llevan al hombre a ejercer la política, haciendo a un lado el bien común, para concentrarse exclusivamente en el enriquecimiento personal.

Aprendamos del pasado, pues muchas veces los gobiernos hacen más daño que un huracán, pero ocasionalmente traen beneficios.

Sin embargo, esto apenas empieza, la temporada de huracanes termina hasta el 30 de noviembre, y si se mantiene con la intensidad con la que comenzó en el caribe, seguramente agotarán con el listado preparado de antemano y tal vez tengamos la oportunidad de ver un Alberto II o hasta un Beryl II.

 

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