Ya es tiempo de hablar de becas, porque muchos de nuestros hijos están en etapa de vacaciones, a un mes o dos de ingresar de nuevo a la escuela, y el tema de las becas educativas da para muchos comentarios, principalmente, por el uso que se dio a este recurso en el sexenio pasado, famoso por la forma beligerante, irresponsable y despótica con que manejaron este millonario recurso que debía ser para apoyar a miles de tamaulipecos.
Hay mucha gente que estudia por obligación y otra porque lo desea; algunos, porque sus padres pueden pagar las escuelas en donde se encuentran matriculados, y otros, tienen que hacer muchas cosas para poder hacerlo: trabajar, obtener becas, hacer deporte y un sinnúmero de formas que les permitan acceder a los estudios de su preferencia, en instituciones públicas o privadas, pero con un nivel propio de un triunfador
El gobierno de Tamaulipas ha decidido apoyar a muchos de nuestros hijos, aunque desgraciadamente, no hay para todos los que quisiéramos tener dentro de estos programas, por lo que se busca que estén los que merecen… y necesitan. Dice un muy buen amigo -Manglio- que hay que replantear las formas en que se otorgan estos beneficios, y somos de la misma idea: las becas deben ser para el que sabe estudiar y tiene necesidad.
Cierto, hay muchachos muy inteligentes y que afortunadamente cuentan con una situación económica cómoda para estudiar, y tienen becas. Sus merecimientos son totales, aunque el sentido social de este tipo de beneficios es ayudar a quien no puede pagar el recurso para hacerlo. Y en ese sentido, hay que recordar que el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca inició el presente año con un nuevo programa que permite que haya más beneficiados con el programa de becas e sus distintas modalidades.
Hay que recordar que hay becas que otorga directamente el Gobierno Federal, el Gobierno del Estado, CONACyT, la Secretaría de Educación Pública y otras instancias oficiales de aquí y allá, sin contar las que permiten, gracias a grupos sociales y de servicio, que nuestros chicos se preparen, lo cual es maravilloso.
El gobernador García Cabeza de Vaca insiste en que los recursos oficiales deben favorecer a los que lo requieren; las becas son para quien debe estudiar y no tiene forma de hacerlo, así de claro.
Ha habido infinidad de intentos por aumentar el número de beneficiarios, pero no hay forma de que el dinero alcance, porque, la verdad, la educación de calidad está a costos que andan por las nubes: tener un hijo en una universidad foránea, privada o particular implica un gran sacrificio económico, y muchas familias no pueden, menos con las medidas de que fuimos objeto miles de tamaulipecos en el presente año.
Queremos que tengan la mejor preparación, y en ese sentido contamos con una universidad pública en la Entidad con la calidad necesaria para competir en todos los niveles internacionales.
La UAT es realmente una buena opción, y ahí también hay programas de becas, como los hay en el gobierno tamaulipeco. ¿Qué hacer? Habrá que buscar todas las posibilidades y tratar de cumplir con los trámites necesarios que nos permitan acceder a ese tipo de apoyos. Los hijos merecen todo el esfuerzo, más, cuando sus resultados hablan por ellos mismos, y nos tienen acostumbrados a calificaciones de excelencia.
No podemos obstruir su futuro. En ese sentido, qué bueno que el gobierno de Tamaulipas tiene más proyecciones de apoyos educativos, que mucha falta hacen.
Los niños y jóvenes sujetos a un apoyo de esta naturaleza tienen doble compromiso: con sus padres, por los esfuerzos que implica darles educación, y con la autoridad, con el Gobierno de Tamaulipas, porque dispone de recursos para que estudien bien y en una buena instancia, con la idea de que, muy pronto, sus conocimientos estén al servicio de los tamaulipecos, a través de las empresas o instituciones. Que el gobierno invierta en el futuro es muy loable, y hay que reconocer ese gran esfuerzo.
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