No es posible contar con autoridades insensibles, ajenas a los problemas que vivimos los ciudadanos cotidianamente, y que hagan caso omiso a las quejas y sugerencias; ayer, Victoria se mostró caótico como pocas, muy pocas veces, ante la complacencia de la autoridad “competente”, que lo único que hizo que justificar su asistencia y el pago de su día de trabajo.
En el embudo natural que conforma el Paseo Pedro J. Méndez se formó como pocos días un congestionamiento tal que tuvimos que pasar 32 minutos en avanzar 3 cuadras, porque nadie quiere poner orden, nadie quiere ceder un espacio, y los encargados de la vialidad prefieren paseare en sus motocicletas, detener a los que tienen vidrios polarizados y a los que menos tienen que poner orden. Nos explicamos más:
En el momento del caos, entre las 12 y 13 horas, tuvimos un caos vial organizado y propiciado principalmente por un grupo de inconscientes madres de familia en su mayoría del colegio Antonio Repiso, y que piensan que Victoria es propiedad de ellas. No es posible invadir lso dos carriles para llegar el colegio, cuando deben entender que hay uno que podrían ocupar y el otro para liberar la vialidad que transcurre hacia el Centro Universitario, el IMSS y todo lo que tenemos allá, en La Loma.
Curiosamente, durante nuestra espera, pasaron a un lado de nosotros tres motociclistas, de esos que se ufanan en querer parecerse a Poncharelo, y lejos de ayudar a destrabar el nudo de tráfico, pasaron de largo.
Claro, es casi seguro que ya cumplieron su cuota de infracciones por micas y más, aunque no atacan los problemas reales y serios de vialidad en la capital, quizá porque no tienen idea de qué es lo que deben hacer, o porque de plano, sus jefes están más interesados en las comisiones que les darán por concepto de infracciones.
Duele, enoja, lastima la apatía de la autoridad “competente”: hemos querido entrevistarnos con el alcalde de Victoria, pero está muy ocupado para “recibir” a los ciudadanos, para atender a quienes somos los que pagamos sus sueldos. Xico no ha podido bajar aún del ladrillo en que se subió para tomar protesta, y sus incondicionales y colaboradores están por la misma manera: no son capaces de tomar una llamada, de atender a alguien de los que informamos, porque tienen instrucciones precisas del alcalde de no dar información, ya que el único que puede hacerlo es el alcalde González Uresti, centralizando la información y coartando el derecho de la ciudadanía de estar informada mediante los medios de comunicación.
No es viable un régimen que no escuche, que no atienda la problemática.
Nos gustaría invitar a González y dos o tres de sus colaboradores para que, se suban en un vehículo normal -sin poner patrullas ni avisar- y que vivan en carne propia lo que vivimos los victorenses.
Debe entender el alcalde que es el titular de la Comuna Victorense y le corresponde coordinar los esfuerzos, pero no es Dios ni sus decisiones son absolutas, porque entonces, ¿qué caso tiene que hubiera Cabildo?
Hay que entender lo que es gobernar, que no es erigirse en monarca y decidir unilateralmente: hay que semblantear las cosas, decidir por todos y no solo por los de su partido político.
Eso ya quedó atrás: hoy, Xicoténcatl es alcalde de unos 350 mil victorenses, no de los del PAN, y tiene la obligación constitucional de atendernos a todos.
La sencillez, la humildad y disposición se aprenden en la casa, se llevan en la práctica y se ejercen en la función pública. Lo demás es visto como soberbios actos de prepotencia y ceguera ciudadana.
Los de Victoria estamos molestos porque no somos escuchados, porque cada uno en su nivel hace lo que le viene en gana y no nos toma en cuenta.
Y, finalmente, deben recordar que son producto de una elección democrática, y deben atendernos a todos.
¿O ya se perdió el derecho de audiencia?
De todos modos, no comulgamos con que nos “concedan” audiencia: no son dioses, son ciudadanos comunes y corrientes.
Aunque hay algunos menos comunes…
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