Sumamente impactado ha quedado el columnista este fin de semana, al leer que Diana González, de 26 años, jugadora del equipo profesional de fútbol América, falleció por sufrir descompensación de sus niveles de glucosa.

No dice más la nota a la fecha, pero impacta el saber que una chica deportista, supuestamente con buena condición física haya fallecido por esa causa. ¿Qué es realmente lo que sucedió?

Habrá que analizar desde varios aspectos, uno de ellos será el de algo ue está sucediendo con nuestros deportistas, que tienen más lesiones y más riesgos. Recordemos que hemos visto últimamente noticias sobre fallecimiento de jugadores de futbol americano y soccer, en plena edad juvenil, aparentemente, con cuerpos físicamente envidiables, producto de muchísimos cuidados, por lo que no nos explicamos qué sucede.

Eso lo tocarán los médicos que deberán analizar qué sucede con nuestros deportistas que mueren a pesar de todo cuidado previo. Algunos suponen que consumen mucho medicamento “patito” para estar más fuertes, hacer volumen y más: artificial todo lo que toman y que mata poco a poco.

Relacionamos siempre la diabetes con los niveles de azúcar, y es lo que nos acontece: los niveles que son muy elevados o disminuidos propician fallas en alguno de los sistemas u órganos, -que puede ser cualquiera en todo momento-, y nos llevan a una descompensación que propicia la muerte, como sucedió con la futbolista Diana.

Inconcebible, incomprensible y criminal resulta saber que una chica de 26 años con buena condición física haya fallecido por problemas de niveles de azúcar. Se debe analizar muy a fondo este caso para enseñanza de muchos de nosotros que no tenemos idea de lo que pasa cuando la glucosa en el organismo anda fuera de sus niveles.

Hay muchas alternativas de tratamiento que siempre deben ser observadas por los médicos.

Ya en una ocasión el subsecretario de prevención y promoción de la salud en Tamaulipas, Alejandro García Barrientos había tocado el tema y comentaba que es muy importante llevar un régimen alimenticio saludable y adecuado, y no bajar de Internet los trucos mágicos para ser un Apolo. Tampoco debemos escuchar lo que publican en redes sociales sobre la magia de bajar de peso y más cosas.

Es probable que Diana sufriera diabetes, no lo sabemos porque la información aún es muy corta; podría haberse tratado de un evento de hipoglucemia provocado por alaguna falla en un órgano. Eso apenas sus muy allegados sabrán qué hacer, pero lo que sí debemos atender es definitivamente, nuestra salud, en el sentido de que, si no nos ponemos atentos, podríamos sufrir muchas consecuencias hasta fatales.

El solo pensar en 26 años de existencia, dedicada al deporte y morir por un evento de niveles de azúcar, como lo maneja la nota, nos parece inconcebible en pleno siglo veintiuno: no podemos dejar que nos ganen aspectos menos importantes que la salud propia de cada uno. Nada hay más valioso, pues.

Encontremos la forma de alimentarnos adecuadamente, practicar la actividad física necesaria más no abusar de ella, y, sobre todo, conocer muy bien cual es el estado de salud que tenemos a la fecha, y en base a ello hacer los ajustes necesarios.

Unimos nuestras oraciones a la familia González, y haceos votos porque no pasen estos eventos en nuestra sociedad, porque no tenemos derecho a atentar contra nuestra existencia por aspectos extradeportivos.

Que haya una buena vigilancia en este tema es lo que quisiéramos, de forma que las medidas de prevención puedan ser instrumentadas en tiempo y forma, y o vamos que un deportista, de la disciplina que diga, falleció o tuvo un infarto “sorpresivo” en la cancha donde practicaba su deporte.
No es eso bueno para nuestros hijos. Hagamos algo ya.

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