El fin de semana la Organización Panamericana de la Salud emitió un boletín de prensa e el que hace constar que la comida ha cambiado sus orígenes y mucho.
Lo que sabemos todos: muchas amas de casa han dejado de serlo en forma parcial, y hoy en día los negocios de autoservicio que expenden comida preparada hacen su agosto, aunque hay algunos que realmente tienen platillos para llorar.
Este viernes, en conocidísima tienda de autoservicio, parecíamos invitados a una boda esperando el bufete: seríamos unas 20 o 22 personas esperando que salieran las charolas que, dicho sea, con honestidad, tenían platillos muy bien preparados.
Finalmente, cada uno tomó lo que quiso y emprendió el viaje a casa, previa escala en las cajas registradoras.
Hay variedad y nos permite saborear algo que es prácticamente casero: deshebrada, picadillo, asado, mole, arroz, espagueti y dos o tres postres que no son nada malos.
Pero el asunto de la OPS está dirigido a otro sector: el de la llamada comida chatarra. Mencionaron los alimentos que menos beneficio nos ofrecen, destacando las galletas de paquetito que venden en tiendas de conveniencia, pastelitos, sí como otros que no imaginaríamos que pudieran ser tan nefastos.
Los hábitos alimenticios de la generación que nos toca vivir han cambiado drásticamente, y no es algo de lo que haya que vanagloriarse, por eso, La Secretaría de Salud en Tamaulipas ha insistido en fomentar mediante diversas estrategias los programas tendientes a comer sano y bien, que, por cierto, resulta más barato.
¿A dónde nos lleva esta observación? A vivir el panorama que tenemos hoy en día y que, realmente da mucha tristeza: una gran multitud de niños con problemas de obesidad y sobrepeso, y algunos con una obesidad mórbida que además de ser lo más antiestético, es lo más peligroso, porque de estos problemas surge la diabetes, la hipertensión arterial y muchos problemas cardiovasculares, lo que nos dice que estamos sentados en una bomba de tiempo.
Doce el subsecretario de Prevención y Promoción de la salud, Alejandro García Barrientos que tienen instrucciones de la secretaria Gloria Molina, así como instrucciones de más arriba -léase, del gobernador- de insistir en mantener a nuestra niñez y juventud sanos. No es un secreto que somos el país con más obesidad, y segundo o tercer lugar mundial en niños obesos, lo que no debe enorgullecernos.
Hay muchos pretextos para no salir a comprar lo que requeriríamos para la comida y darnos tiempo para prepararla, pero la verdad, la facilidad de pagar unos pesos por un molde con el guisado ya hecho, sin recordar si lleva ajo, cebolla y consomé o nada más cilantro, y todo eso nos hace ser comodinos y sacrificar lo más valioso que tenemos: la familia.
Y hay programas para aprender a cocinar, a guisar rico, y otros tendientes a hacer del ejercicio una saludable costumbre cotidiana para combatir esos kilos de más, pero algo está fallando en las estrategias que la mayoría somos un poco sordos ante el reclamo oficial, y no participamos porque “no tenemos tiempo”, la excusa ideal que todos usamos.
Así pues, que ha llegado la hora de revertir los resultados de esas investigaciones de la OPS, aprender a comer bien, enseñar a los nuestros, propiciar que dejemos de consumir alimentos chatarra, y pugnar porque haya tiempo para hacer ejercicio, buscando esa vida saludable que estamos llamados a profesar.
Recuerda el doctor García Barrientos que en la SST hay un departamento de nutrición al servicio de todos nosotros, así que hay que echar mano de lo que tenemos y sacar el mayor beneficio posible de ello.
Es hora de enfrentar tan serio problema en todos sus ángulos, y buscar entre todos una sociedad más sana, responsable y comprometida consigo misma.
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